«La familia tanto la feliz como la desdichada es el nido de la literatura, que sin memoria no es nada». Con esta frase el escritor y director de cine ilicitano Vicente Molina Foix quiso rendir tributo a Rosa Foix y Juan Molina, quiénes lo engendraron hace 75 años, tan sólo unos minutos antes de recibir una gran ovación en el salón de plenos del Ayuntamiento al ser nombrado Hijo Predilecto de la ciudad.
Quizás este sea uno de los pocos títulos que le quedan por alcanzar al literato ilicitano, afincado fuera de la provincia, que ha cosechado grandes éxitos durante décadas de trayectoria.
Aún y así, y mirando de frente a sus sobrinas asistentes, vivió el momento con la emoción del que acaba de recibir por primer vez una condecoración, ya que era por parte del pueblo que lo vio nacer. Recordó que su padre era interventor del Ayuntamiento por lo que tuvo una infancia junto a sus hermanos en la que la figura paterna pasaba tiempo con los suyos. Rememoró que con seis años dijo que quería ser inventor, «por lo que el haberme comido por error la segunda sílaba del trabajo paterno también fue una jugarreta del mismo destino que predecía lo que he sido siempre, inventor de ficciones y otros mundos soñados», relató.
Añadió que uno de los momentos más especiales de su vida fue cuando en 1990 fue nombrado portaestandarte del Misteri, cargo de honor que le permitió vivir frenéticamente La Festa junto a su madre.
Trajo sus años de niño de familia burguesa y colegio religioso al presente para contar cómo sus padrinos Rosa Román y Sebastián Guirau lo mimaban llevándolo los domingos a ver partidos del Elche.
Molina Foix quiso destacar que las cuatro damas que siempre tuvo en sus paseos por la ciudad fueron su madre, la patrona, la Dama de Elche, a la que se refirió como la «enjoyada saterdocisa de la Glorieta, esa dama de Elche que es muy bella pero no deja de ser un simulacro de la auténtica» en referencia a la necesidad de que el busto original regrese.
Por último hizo una defensa del Palmeral para que tenga futuro «en un Elche en expansión que no es el de mi infancia». Así, indicó que la última dama «no es pariente ni lleva corona celeste, es más modesta aunque muy airosa, es femenina y recia. Su proximidad y abundancia nos señala y nos individualiza, tenemos que guardarla y protegerla porque sin las palmeras fecundas de nuestro paisaje Elche seria un paraíso empobrecido y nosotros los huérfanos expulsados por codicia o destino».
Vicente Pérez, ilicitano y gran amigo de Molina Foix, destacó en la Laudatio que el nombramiento no se justificaba y fundamentaba tanto por su vínculo de nacimiento en la ciudad, si no por la «continuada presencia que Elche ha tenido y tiene en su vida y a lo largo de su extensísima trayectoria en los diversos campos que ha cultivado como poeta, ensayista, novelista, articulista, traductor, dramaturgo, libretista de ópera o cineasta».
El alcalde, Carlos González. por su parte, remarcó que Molina Boix «es un ilicitano con un talento creativo fuera de lo común (...) y probablemente una de las personas con el verbo más fluido, culto y certero que hayamos podido escuchar o leer».
