Conmemoramos el 125 aniversario del descubrimiento de la Dama d’Elx, punto de partida de una larga historia que llega hasta nuestros días y que transcurre en paralelo a la vida de nuestro pueblo.

La Dama vio de nuevo la luz en un país atrasado. Eso condicionó el destino de aquel hallazgo arqueológico. Tristemente, la marcha a París de la Dama no fue un hecho aislado. Otros grandes tesoros de nuestro pueblo, por circunstancias muy diversas, fueron también alejados del lugar al que pertenecían.

Un paseo por museos y colecciones de todo el mundo nos señala el alcance de ese expolio que nos privó de algunas piezas emblemáticas de nuestra cultura. El retablo del Centenar de la Ploma, la única hoja superviviente de la Biblia Valenciana, el friso del Palau Comtal de Oliva, los restos arquitectónicos del Palau de Mossén Sorell y muchas otras piezas de orfebrería, cerámica, pintura o escultura se exponen lejos de nosotros, descontextualizadas, convertidas en un número más en el inventario de alguna institución lejana.

La devolución de la Dama en el marco de unos años convulsos marcados por la guerra, por la miseria económica y moral, por el autoritarismo y la arbitrariedad fue también triste. No lo fue menos la utilización de la escultura como elemento de propaganda de un régimen que estimaba poco la cultura libre. Diversas representaciones de la Dama aparecieron en billetes y monedas, en réplicas más o menos acertadas, en festivales folklóricos y en anuncios y carteles. Fue necesario recuperar la libertad y la democracia para devolver a la Dama su dignidad propia; su carácter de pieza artística destacadísima de la cultura que hace más de dos milenios floreció en nuestra tierra.

Hoy, la Dama se muestra al mundo tras una urna de cristal, lejos del lugar donde nació, a muchos kilómetros del yacimiento arqueológico en el que pasó muchos siglos oculta, sin conexión con un conjunto valiosísimo que Elx custodia con orgullo y que, año tras año, sigue creciendo a partir del trabajo incansable de muchas personas que trabajan para explicarnos nuestro pasado.

Este 125 aniversario nos invita a conocer mejor las circunstancias de aquel hallazgo, aquellas excavaciones arqueológicas pioneras que abrieron el camino al estudio científico de nuestra Historia. AXEL ALVAREZ

Este 125 aniversario nos invita a conocer mejor las circunstancias de aquel hallazgo, aquellas excavaciones arqueológicas pioneras que abrieron el camino al estudio científico de nuestra Historia. Y nos hacen reflexionar en cuatro frentes:

Primero: La marcha a París de la Dama debe servir como punto de partida para profundizar en una cuestión que, muchas décadas después, continúa abierta: la protección efectiva del patrimonio artístico e histórico frente a quienes comercian con él por encima de cualquier regulación.

Segundo: La exhibición durante décadas del busto ibérico en el Louvre y en el Prado nos lleva a reflexionar sobre la utilización de los museos como símbolo de la pujanza de un país y como activo publicitario de su prestigio. No es tiempo para esas prácticas.

Tercero: Las falsas polémicas sobre los orígenes de la Dama ilustran a la perfección la necesidad de contar con intelectuales rigurosos que encuentren eco en medios informativos creíbles, para evitar la difusión de fake news, también en el ámbito de la cultura.

Y por último, la justa reivindicación de un regreso definitivo de la Dama a Elx entronca de manera directa con un amplio debate abierto, a escala mundial, sobre la pertinencia de colecciones museísticas que albergan piezas alejadas de los lugares donde fueron creadas y del contexto social, cultural, geográfico e histórico al que pertenecen. Eso, en el siglo XXI, ya no se sostiene.

La Dama es un símbolo. Nuestra lucha por la Dama es otro símbolo. El símbolo de no resignarnos. El símbolo de un pueblo que estima su patrimonio y que está orgulloso de sus orígenes. No cejemos en ese empeño. Por justicia. Por memoria. Por reparación. Por Elx. Por nuestra Dama.