Entrar en el taller de la artista ilicitana Susana Guerrero es descubrir un mundo singular, un ambiente que te envuelve. Cada una de sus obras tiene una simbología especial. En su estudio de Elche cuelgan pechos, estampas de santos impresas en goma de calzado, figuras hechas con cables de camión y de metal y, sobre todo, coronas y otros objetos de hojas de agave, la planta a la que le saca un gran partido. Pero la obra de un artista no es solo lo que se ve, es lo que a cada uno le transmite. Y todos sus trabajos tienen mucha fuerza. Esa energía de sus creaciones y la esencia de la propia artista es la que ha sabido captar a la perfección el corto documental sobre su figura y su obra dirigido por el cineasta Mario-Paul Martínez, que este jueves, a las 20 horas, se proyectará en los Cines Odeón de Elche donde, al finalizar, Guerrero, Martínez y Vicente Javier Pérez, director de fotografía y productor ejecutivo, participarán en una charla coloquio. Los tres comparten profesión como docentes en la Universidad Miguel Hernández (UMH).
Entre todas las obras de Susana Guerrero destaca un dibujo de la misma artista con su cabeza entre las manos, un símbolo de supervivencia «y para fortalecerme», explica. Precisamente, es especialista en hacer obras de grandes personajes que fueron decapitados. Y de ahí surgió el título del corto: «Guerrero, la cabeza entre las manos».
Uno de los últimos trabajos de la creadora ilicitana le llevó a la histórica y monumental ciudad de Toro, en Zamora. En diciembre de 2020 le fue encargada la realización de una pieza para ser expuesta en la Iglesia-Museo de San Sebastián de los Caballeros y allí se encontró con una figura afín a sus ideas y que tenía claro que era la que quería plasmar en su obra: Santa Catalina de Alejandría. Su leyenda narra que en su martirio desmontó una rueda dentada con su propia fe, antes de ser decapitada por el emperador Majencio. Y lo que también sorprendió a Guerrero fue el descubrimiento de que la autora de los frescos de Santa Catalina era una mujer, Teresa Díez, como dejó inscrito en una enigmática rúbrica. Es uno de los escasos murales del periodo gótico español (siglo XIV) realizados por una mujer. Ese triángulo de féminas, Santa Catalina, Teresa Díez y la propia Susana Guerrero, son protagonistas del corto documental que ha dirigido Mario-Paul Martínez.
Idea
La idea surgió tras la necesidad que tenía Susana Guerrero de tener vídeos promocionales, como le exigían en algunas de las importantes salas en las que expone, como la 532 Gallery Thomas Jaeckel de Nueva York. Se lo pidió a Mario-Paul Martínez, que pertenece al Centro de Investigación en Artes UMH (CíA) y es docente del grado en Comunicación Audiovisual en la universidad. «No hago entrevistas ni videobooks», le dijo en varias ocasiones, como recuerda sonriendo el propio Martínez. Sin embargo, el proyecto de la reconstrucción del cuerpo de Santa Catalina le trajo la inspiración. «No vamos a hacer una entrevista, vamos a hacer una película», le soltó el cineasta a Susana Guerrero tras presentarse en su casa con el storyboard (guión gráfico) del corto documental.
Dicho y hecho. Un equipo de unas nueve personas, la mayoría exalumnos que son ahora grandes profesionales, han hecho posible durante semanas el rodaje y el posterior montaje. El trabajo recorre todo el proceso de creación de la reconstrucción del cuerpo de Santa Catalina de Alejandría para ser expuesto en la cita Iberoamericana de Toro. A través de las reflexiones de Susana Guerrero, en voz en off, explica cómo construye cada una de las partes del cuerpo y desvela la carga simbólica que tiene. «Quería sacar el espíritu de la propia Susana, captar su personalidad, conectar con ella y que no sea un documental frío», explica el director. «Queríamos establecer un diálogo entre el lenguaje cinematográfico y la obra de Susana e integrar ambos», añade Vicente Javier Pérez. Lo han conseguido.
Sus pequeños rituales impregnan cada una de las piezas. «Yo construyo decapitadas que sobreviven a su decapitación, es la reconstrucción de un mito, volver a darle vida», explica la artista en su taller, donde cuelga el torax de Santa Catalina que exhibió en Toro. Además, en el documental intervienen el crítico de arte y miembro de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, Joaquín Badajoz, el galerista de Nueva York, Thomas Jaeckel, y la conservadora del Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, Rosa María Castells, quienes hablan de la obra de Guerrero.
Juego con la luz
Los juegos de luces y sombras, y el uso del color rojo, utilizado por Susana Guerrero en muchos de sus trabajos, refuerzan el contenido argumental y sumergen al espectador en la mente de la propia artista durante los 18 minutos que dura el documental, que fue rodado en su taller de Elche, en exteriores en el Camp d’Elx, en la Facultad de Bellas Artes de la UMH en Altea y en Toro. «Es muy interesante ver cómo trabaja Susana y de dónde salen todas sus piezas», señala Vicente Javier Pérez.
Guerrero es una artista cada vez más internacional y sus obras son muy apreciadas. Ahora es la oportunidad de conocer a fondo cómo trabaja y el ritual que lleva la creación de cada pieza, lo que no dejará a nadie indiferente. El corto documental ha ganado el primer premio en la Bienal de Artes Visuales Mulier Mulieris del Museo de la Universidad de Alicante y se ha presentado en la Bienal de Arte de Venecia, en el Festival Internacional de Cine de Sax y en Miami. «Nuestra idea es hacer una segunda parte, de la trilogía que queremos grabar», adelanta Mario-Paul Martínez.
