"Hay una vulnerabilidad también con lo que nos venden, como esa maternidad ideal de las influencers, y luego hay una frustración porque estás en una cascada hormonal, tu cuerpo puede tener cicatrices y hay procesos que pueden dificultar la maternidad como esa sensación de no llegar. Luego está el bebé real que igual tiene una necesidad extra". África Sánchez es matrona del Hospital Universitario de San Juan y siente que queda mucho camino por recorrer para que las madres tengan recursos con los que afrontar una maternidad, y en concreto una lactancia satisfactoria, sobre todo cuando lo tienen más complicado por pertenecer a una etnia, ser adolescentes, tener problemas económicos, discapacidad o adicciones.

Esta sanitaria es una de las profesionales que hoy han participando en el Centro de Congresos de Elche en el XVIII Congreso de la Federación Española de Asociaciones pro-Lactancia Materna – FEDALMA. El encuentro, que arrancó el jueves en Santa Pola, y pondrá el broche mañana en Crevillent, persigue plantear desde diferentes aristas múltiples propuestas para lograr mejoras en los derechos de los bebés, mejoras que garanticen el cambio de cultura hacia mayor respeto a la decisión materna de amamantar en cualquier circunstancia, así como la apuesta de la sociedad por proteger, sostener y promocionar un trato ético y respetuoso con los bebés y sus familias. Todo ello a través del lema ‘Vulnerabilidad, asociacionismo y lactancia materna' pretende

Silvia Ramírez, otra de las ponentes, ha contado las trabas con las que se ha enfrentado para desarrollar la lactancia con su pequeño con trastorno del espectro autista. Resalta que en las carreras "no hay formación en lactancia" aunque cada vez haya más profesionales en este ámbito, "pero en el mundo de la psicología y salud mental no hay interés por saber la crianza de un bebé porque van directos a la patología".

A este respecto, narra que se ha tenido que enfrentar a comentarios desagradables de sanitarios al dar el pecho, como que su hijo no controla el esfínter porque le dan pecho "o te dicen cómo que no va a hablar porque está todo el día con la teta en la boca y es de lo más cruel del mundo, o te dicen que como sigas con él en la cama seguirá teniendo 20 años y seguirá en la cama, todo ello hace que dudes de tu lactancia".

Lamenta que el sistema no se pare a empatizar con cada caso como el de su hijo con este trastorno de neurodesarrollo, "porque hay un modelo muy adultocéntrico, como que hacer que esa criatura sea un adulto lo más rápido posible".

Luz Viudes, madre gaditana de Gabriel, ha narrado cómo fue el embarazo cuando detectaron que su hijo nacería con Síndrome de Down. "Cuando recibes una noticia así como que se te da la vuelta todo y tienes que interiorizarlo". Narra que lo único que le importaba es que fuese compatible con la vida y por eso esperaron a que en la semana 20 no hubiese malformaciones.

Sin embargo, tuvo que ser intervenido quirúrgicamente dos ocasiones por patologías cardíacas e intestinales, lo que supuso que el bebé se tuvo que alimentar por sonda varios días. Luz narra que quería realizar la lactancia materna exclusiva "y empezó a pasar mi leche por sonda", hasta que a los trece días de nacer ya pudo poner al pequeño en su pecho. "El éxito en la lactancia y creo que es de lo que más falta en experiencias es el apoyo no solo de profesionales si no también del entorno.

Marcos Camacho, comadrón del Hospital Santa Lucía de Cartagena, también ha sensibilizado sobre la necesidad de que haya personal formado en el sistema público a la hora de tratar la anquiloglosia (conocido como frenillo lingual) porque "antes de meter una tijera en la boca de un bebé hay que descartar, por ejemplo, que haya una contractura en la lengua (....) Las mamás con hijos con anquiloglosia están cansadas de perigrinar de que un pediatra que no, la matrona que si, el cirujano pediátrico que si…y con la presión de que tienen que amamantar".