«Modernizar el MAHE, adaptarlo a las medidas de seguridad que actualmente no cumple y lograr que Elche cuente con un gran museo del siglo XXI». Así resumía días atrás el portavoz del equipo de gobierno del Ayuntamiento de Elche, Héctor Díez, la obra que se acometerá a principios de 2023 para poner al día y potenciar el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE). La actuación, en cualquier caso, servirá como nuevo argumento añadido para insistir por enésima vez en la cesión de la Dama de Elche. De hecho, en caso de producirse el traslado, será esta zona, en el ala este del Palacio de Altamira, donde permanecerá como residente el busto, y no en la Torre del Homenaje, como ocurrió en 2006.

Y es que el Consistorio ilicitano ha sacado a licitación la actuación denominada «Adaptación de salas en el Palacio de Altamira para nuevo espacio de exposiciones temporales del MAHE». El coste no puede superar los 944.967 euros y supone la modificación del interior de tres plantas del Palacio de Altamira.

La obra tiene como fin permitir «la reorganización del programa museístico» y para ello se van a reformar las actuales salas X, XI y XII del palacio para su adecuación con el fin, también, de albergar diversas exposiciones temporales. Se incluye aquí el acondicionamiento de la planta baja de la Torre del Duque.

La edil de Cultura, Marga Antón, recuerda que en 2005 el MAHE se construyó con unas consignas y que ahora necesita ser actualizado y mejorado. La reforma que se persigue es, en caso de que venga el busto, que la pieza no esté sola como en 2006, «sino que permanezca en un espacio más amplio donde se contextualice con piezas de su tiempo y permita un relato». Una de las ideas en definitiva es no es exhibirla como un trofeo de caza.

Además esto también facilitará intercambios de piezas y exposiciones con otros museos, independientemente de que la Dama regrese o no.

«Otro aspecto funcional fundamental del presente proyecto es la introducción de los sistemas de ventilación necesarios para garantizar el aporte de un caudal suficiente de aire exterior y así como la extracción y expulsión del aire viciado por los contaminantes, además de un sistema de climatización regulable que permite adaptar los parámetros y condiciones de mantenimiento necesarios para cada una de las exposiciones temporales», según se señala en la memoria de dicho proyecto.

En definitiva, para poder adaptar las salas X, XI y XII se debe mejorar fundamentalmente dos aspectos del mismo. Por un lado, la accesibilidad en el traslado de las piezas temporales desde su recepción por tráfico rodado en el espacio urbano en la avenida Diagonal del Palau hasta ser expuestas en cualquiera de las tres salas mencionadas. Es por ello que se debe aumentar la capacidad de carga del actual ascensor.

El segundo aspecto a mejorar son las condiciones higrotérmicas de las salas expositivas. Para ello será necesario el aumento de aislamientos, así como la modificación y sellado de carpinterías.

Además de potenciar también la iluminación se ha propuesto introducir materiales nobles que, «desde un lenguaje contemporáneo, buscan un diálogo sensible con las soluciones constructivas y materiales originales del bien, buscando crear unos ambientes unitarios y de gran armonía, creando un fondo neutro y sereno adecuado para el desarrollo de las diferentes exposiciones para las que están proyectados», según se recoge en el proyecto. En total se actuará en el interior sobre unos 400 metros cuadrados útiles.

El modelo de licitación es de acuerdo con un procedimiento abierto simplificado, es decir se acortan los plazos para poder actuar cuanto antes.

Fortificación, casa palaciega, prisión y fábrica

El Palacio de Altamira se fecha entre los siglos XI y XIII. En una segunda fase de intervención, entre los siglos XV y XVI, se produce una actuación en la fortificación, transformándolo en la actual fisonomía palaciega. En una tercera fase, en el siglo XVIII, el Conde de Altamira adosa una casa señorial de dos plantas, que actualmente conforma la fachada sur. En una cuarta fase, desde el siglo XVIII hasta 1959, el palacio adapta las dependencias occidentales a prisión. En una quinta fase, en 1915, el palacio fue adquirido por un industrial, quien construye una fábrica textil en el Patio de Armas, adosada a la muralla este. Dichas estancias son las actuales salas X, XI y XII.