Movilidad cifra en 370.000 euros el coste de los tres carriles bici que PP y Vox van a eliminar

La supresión de los viales de Juan Carlos I, José María Buck y Mariano Soler Olmos será una de las primeras medidas del nuevo gobierno - Los dos primeros costaron 48.000 euros y el tercero, completo, 322.000 euros

Una ciclista y un patinete circulan por el carril bici de la calle Juan Carlos I. | ANTONIO AMORÓS

Una ciclista y un patinete circulan por el carril bici de la calle Juan Carlos I. | ANTONIO AMORÓS / a.fajardo

A. Fajardo

A. Fajardo

La supresión de tres carriles bici será una de las primeras medidas del nuevo gobierno de PP y Vox nada más tomar posesión este sábado. Así consta en su «Acuerdo por Elche» rubricado esta semana frente a la ermita de Valverde y así lo prometieron en la campaña electoral. Los tres viales, el de Juan Carlos I, José María Buck y el de Mariano Soler Olmos (este último en todo su conjunto) costaron a las arcas públicas 370.000 euros, según la Concejalía de Movilidad, en funciones. En parte fueron financiados con fondos europeos.

El primero de ellos, el que conecta con la calle Corredora y la avenida de Alicante y discurre por delante del colegio Santa María (Jesuitinas) es uno de los que más urge a los populares eliminar. Se amparan en los problemas de tráfico que genera tener un solo carril de circulación, en lugar de los dos originales, especialmente en los horarios de entrada y salida de los escolares al centro educativo.

Además, el ejecutivo local de Pablo Ruz también ha aludido a los accidentes que se producen. Y es que esta calle es uno de los lugares donde la Policía Local ha tenido que intervenir en varias ocasiones por la colisión de vehículos, que se incorporan desde calles perpendiculares a Juan Carlos I, con patinetes y bicicletas que circulan por el vial ciclista de dos direcciones donde tienen prioridad.

Este itinerario (de unos 600 metros de largo) está protegido con bolardos y separadores de plástico y fue habilitado por el Ayuntamiento en 2020, tras el estallido de la pandemia, al igual que el de la calle José María Buck (frente a la parroquia del Corazón de Jesús y con 500 metros de longitud), ambos con un coste de 48.000 euros, según la todavía edil del área, Esther Díez (Compromís).

Ambas infraestructuras fueron anunciadas como una solución «provisional» para fomentar el transporte «limpio, ágil y especialmente seguro» en época del coronavirus.

De provisional a definitivo

Y así las dos acabaron convirtiéndose en definitivas hasta ahora para dotar a las bicicletas y patinetes de espacios reservados en la calle para circular separados de los vehículos. En su defensa, la edil de Movilidad en funciones advirtió de que la peatonalización de la Corredora y el carril bici de la calle Juan Carlos I lograron reducir en un 50% el tráfico en este eje del centro de la ciudad.

Después de aquellos viales ciclistas llegó el de la avenida Pedro Juan Perpiñán (en el verano de 2022). Un carril de mucha mayor envergadura y de 2,5 kilómetros que sirvió para unir la avenida del Alcalde Ramón Pastor con el entorno del Hospital General y de los institutos.

Costó 322.000 euros (la mitad salieron de las arcas municipales y la otra mitad de los fondos europeos Edusi) y supuso eliminar la mediana central de la calle Pedro Juan Perpiñán, por donde pasaban 20.000 vehículos diarios, y eliminar un carril de circulación en el puente de la Generalitat, así como en las calles Mariano Soler Olmos y Teulada.

Es en este tramo donde el gobierno que a partir de este sábado lidere Pablo Ruz piensa intervenir, bajo el argumento de que los vecinos de la zona lo han pedido y también los vehículos de emergencia ante las colas que se producen. También quieren desmantelarlo por el diseño que se realizó en la rotonda de L’Escorxador, donde una parada de autobús acabó en mitad del carril bici.

Desde el inicio de su construcción, el Partido Popular alertó del «caos circulatorio» en este eje de El Pla y acusó a PSOE y Compromís de generar problemas en lugar de soluciones.

Ahora, la supresión de estos tramos de carril bici supondrá tener que demoler todos los bolardos de hormigón que hay a ambos lados para separar la circulación de las bicis y patinetes, pero también repavimentar al menos un kilómetro de la calzada para eliminar la pintura roja y volver a recuperar el espacio perdido para los vehículos.