El Ayuntamiento no exigirá hasta el año 2060 una etiqueta ambiental para circular en Elche

El equipo de gobierno aprueba este martes la regulación de la Zona de Bajas Emisiones sin medidas para restringir el tráfico bajo el argumento de que "no se incumple la normativa de la calidad del aire"

Compromís alerta de que la decisión de PP y Vox ignora el criterio científico y datos objetivos sobre la contaminación registrada en calles de la ciudad

Coches y un autobús en la calle Virgen de la Cabeza, en el centro de Elche

Coches y un autobús en la calle Virgen de la Cabeza, en el centro de Elche / ANTONIO AMORÓS

A. Fajardo

A. Fajardo

Hasta el año 2060 los vehículos podrán circular sin ninguna limitación ambiental en Elche. Los coches no van a necesitar etiquetas ECO, ni similares, cuando entren en la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) al menos en los próximos 37 años, tal y como recoge la ordenanza elaborada por el equipo de gobierno de PP y de Vox que este martes se aprobará en un pleno con el rechazo de la oposición. 

El ejecutivo local ha fijado ese lejano plazo por la sencilla razón de que se niega a impedir a ningún vehículo circular con libertad y bajo el argumento de que en ninguna calle se incumple la normativa de la calidad del aire, tal y como destacó el edil de Movilidad, Claudio Guilabert. 

Si bien, la premisa del actual ejecutivo choca con un proyecto técnico que inició el anterior gobierno de PSOE y Compromís en el que se apunta a «un problema real de contaminación acústica en Elche» y a que dentro de la Zona de Bajas Emisiones «existe un problema de contaminación de dióxido de nitrógeno, NO2, en zonas concretas y que de manera general se estaría superando el valor máximo de la Organización Mundial de la Salud (OMS)».

La regulación que el Ayuntamiento tiene que aprobar por ley antes de que acabe el año, como el resto de municipios de más de 50.000 habitantes, establece como ya advirtió el equipo de gobierno, la implantación de la Zona de Bajas Emisiones en el espacio peatonal del casco histórico como primera fase. Las cámaras y dispositivos de control de la calidad del aire se instalarán en el área delimitada por el margen este del río Vinalopó, acera norte de calle Ángel, acera oeste de las calles Filet de Fora, Almórida, Puente Ortices y Puerta de Alicante y acera sur de calle Maestro Albéniz. 

Tráfico en Elche, en imagen de archivo

Tráfico en Elche, en imagen de archivo / ANTONIO AMORÓS

El argumento municipal

Según el borrador de la ordenanza, habrá tres fases más para implantar el control del tráfico, fuera de la zona peatonal, pero el equipo de gobierno no ha concretado cuándo se pondrían en marcha, sino que esperará a ver el funcionamiento de la primera zona.  «No vamos a obligar a nadie a que se compre vehículos nuevos para circular por Elche porque no queremos tener a ilicitanos de primera y de segunda», defendió el edil de Movilidad, quien justificó haber adaptado la ordenanza base de la Federación de Municipios y Provincias «según nuestra ideología y pensamiento». 

El concejal popular también rechazó limitar el tráfico en ciertas calles «porque nuestra filosofía es apoyar a las pequeñas y medianas empresas y no queremos perjudicar a los negocios ni los transportes». En esta línea, defendió que el equipo de gobierno está trabajando para «redistribuir el tráfico en zonas saturadas de vehículos como la calle Ángel, tras la peatonalización de la Corredora» y anunció incentivos en 2024 para la compra de vehículos eléctricos (incluidos patinetes y bicicletas» según la renta familiar.

Compromís, en alerta

Compromís, que destapó este lunes el contenido de la ordenanza que se aprobará en el pleno, advirtió que el gobierno de Pablo Ruz y Vox ha elaborado una regulación que «ignora el criterio científico y se basa en la ideología del negacionismo climático, pues no propone medidas para rebajar las emisiones contaminantes, sino que busca cómo perpetuarlas»-

Su portavoz, Esther Díez, advirtió de que «el decreto especifica que la ordenanza tiene que ir acompañada de un proyecto técnico. Este proyecto se inició con el anterior gobierno progresista y propone una zona de bajas emisiones del anillo interior de la ciudad (entre la avenida de la Libertad, Pere Joan Perpinyà, Mariano Soler Olmos, Magraner y la avenida Sucre) de 3,75 metros cuadrados y recoge de manera objetiva que dentro de esta área existe un problema real de contaminación acústica y de contaminación por NO2, según los datos de los estudios de diferentes departamentos de la Universidad Miguel Hérnández».

"¿Y qué hace el gobierno de Pablo Ruz y Vox ante un documento donde se señala que el 100 por 100 de la población que vive en estos 3,75 kilómetros cuadrados lo hace en una zona contaminada? La respuesta es muy clara: se ha limitado a fijar la zona de bajas emisiones en el centro con una superficie de 1,15 kilómetros cuadrados, en la que los datos ambientales son mejores que en el resto; no ha establecido ninguna fecha para la implantación de las diferentes fases de la zona de bajas emisiones, como regula el Real Decreto 1052/2022, y, para colmo, permite que los vehículos sin etiqueta puedan circular hasta el año 2060, cuando para entonces estos coches tendrían más de 50 años”, ha desgranado Esther Díez. 

Para la portavoz municipal “este dato es propio de un gobierno del esperpento, pues ni siquiera se molestan en aparentar cierto criterio ambiental a la hora de desarrollar la normativa, y, por supuesto se trata de una postura negligente que ignora los problemas de salud que genera la contaminación ambiental en una ciudad que, como bien recoge el documento, de manera general supera los límites de emisiones fijados por la Organización Mundial de la Salud; de hecho, de los 51 puntos analizados cada año por la UMHE, 50 superan esta cifra”.

“Mañana, en el pleno municipal, se va a dar la situación surreal de que el gobierno tramite un expediente en el que se incluye un proyecto técnico que alerta de los problemas ambientales de la ciudad y, a la vez, una ordenanza, que no pone solución a ninguno de ellos y, además, desoye todas las recomendaciones que los técnicos les han presentado”, ha destacado.

A su vez, Esther Díez ha apuntado que “se impone la visión de la ultraderecha en esta ordenanza y su discurso peligroso y falaz, pues la única libertad que garantizan es la de contaminar y apelan a criterios económicos también falaces, pues la zona de bajas emisiones no tienen por qué llevar aparejada una restricción continua de vehículos –pero desde luego, tiene que establecer la regulación en caso de que haya que hacerlo, como marca la norma- y puede priorizar el desarrollo de infraestructuras de movilidad sostenible para que sea más fácil usar medios de transporte limpios en la ciudad, que vehículos privados, como proponíamos el anterior gobierno progresista”.

Asimismo ha lamentado que “en su ya habitual clasismo, este gobierno considera que los vecinos y vecinas del Pla, Carrús y Altabix no merecen que se mejore la contaminación ambiental de sus barrios”.

“En definitiva, es una ordenanza en la que el gobierno de Pablo Ruz y Vox hace gala de su negacionismo climático, se pierde la oportunidad de mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación acústica en las zonas más afectadas de la ciudad y se niega a los ilicitanos e ilicitanas su derecho a vivir en un entorno saludable, algo que lamentablemente no nos sorprende si tenemos en cuenta que si por algo es conocido este gobierno a nivel internacional es por destrozar las políticas verdes del anterior gobierno”, ha concluido la portavoz municipal.

Diez ha afirmado que “desde Compromís seguiremos defendiendo una política rigurosa y responsable que defienda un municipio con vida y, por supuesto, si en el periodo de alegaciones no se corrige esta ordenanza municipal, denunciaremos el texto ante los organismos necesarios para asegurar que se cumplen los objetivos de calidad ambiental que merecemos los ilicitanos e ilicitanas”.