Los primeros lunes de agosto son, por tradición, días de madrugar en Novelda. Aunque el frenesí festero de las últimas semanas ya ha desaparecido, en aras de un tranquilo mes de agosto, los primeros días del mes estival por antonomasia sirven a los noveldenses para rendir un último y emotivo tributo a su patrona, que regresa a su santuario después de haber sido honrada en las fiestas patronales y de Moros y Cristianos. La jornada de ayer comenzó, como es costumbre, de madrugada, con tres santas misas en la Parroquia Arciprestal de San Pedro Apóstol, siendo la primera de ellas a las cinco de la madrugada. Tras el último oficio, la imagen de la patrona viajó en procesión, por las calles Emilio Castelar, San Roque y Cardenal Cisneros. Las tradiciones en el traslado de la santa se mantienen intactas, como la "lluvia de Aleluyas" a su paso por la papelería "El Rochet" o la suelta de palomas a a la llegada de la imagen a San Roque son estampas repetidas y grabadas a fuego en el inconsciente colectivo del municipio. Una vez llegados al final Cardenal Cisneros, las autoridades locales realizaron el último saludo a Santa María Magdalena. Como máximo representante del Ayuntamiento, el alcalde Mariano Beltrá, acompañado por varios miembros de la corporación municipal y de notables noveldenses como la presidenta de las Cortes, Milagrosa Martínez. A partir de este punto, la procesión de la santa se convirtió en una multitudinaria romería hasta llegar al lugar de reposo habitual de la imagen de la patrona, el Santuario de La Mola, erigido en su honor. Allí, a los pies del santuario, se pronunció el tradicional sermón de exaltación antes de colocar la imagen en el camarín del altar, donde descansará la talla a la espera de volver a su pueblo el próximo año.