Las Fiestas Mayores de Elda culminaron anoche con la procesión del Santísimo Cristo del Buen Suceso. El patrón emocionó. Durante todo el recorrido fue recogiendo intensas miradas, oraciones anónimas y peticiones silenciosas con las que regresó a la iglesia de Santa Ana tras bendecir a su pueblo para reencontrarse con la Virgen de la Salud, la otra patrona de quienes son eldenses o se sienten eldenses.

A la llegada del Cristo el negro cielo relampagueó con vivos colores haciendo enmudecer los sobrios sonidos procesionales de las bandas Santa Cecilia y Virgen de la Salud. Eran los fuegos de artificio que anunciaban el colofón a dos intensos días de celebración, donde lo religioso y lo lúdico han vuelto a reencontrarse con un septiembre cálido y con las típicas imágenes de la Elda del pasado.

Repique de tambores, campanas repicando. La talla cruzó por primera vez el umbral del templo parroquial a las nueve en punto de la noche tras la Salve Solemne. Solemne fue su lento paso a hombros de los 42 costaleros. Costaleros de la Cofradía de los Santos Patronos en actitud de recogimiento y silencio. Silencio que los vítores rompían de vez en cuando en un entorno de fachadas engalanadas. Engalanadas también las calles por el lanzamiento de pétalos de rosas. Rosas cuyo aroma se mezclaba con el incienso. Incienso que dibujaba líneas blanquecinas con la ayuda de los 32 farolillos que iluminaban al santo. Santo que cruzó por segunda vez el umbral del templo parroquial a las diez y media en punto de la noche.

Los vecinos de las calles Juan Sempere, Andrés Amado y Dos de Mayo estaban este año de enhorabuena. Las obras que se están acometiendo en la zona centro de Elda les ha permitido recibir la agradable visita de las imágenes de sus patronos. Un saludo y un adiós ilusionados pero también históricos porque el año próximo las procesiones mayores recuperan su tradicional recorrido. Pero anoche el barco que simboliza la llegada a Elda de las tallas de la hermosísima Virgen y el Cristo crucificado surcó cerca de sus hogares. Como también pasaron los marineros, las niñas vestidas de peregrinos y los ángeles cargados con los típicos arcones. La tradicional estampa de una procesión en la que participaron cientos de fieles portando sus velas y que miles de personas presenciaron en respetuoso silencio a su paso.

El presidente de la Cofradía de los Santos Patronos estaba muy satisfecho en su primer año al frente del cargo. "Mi balance ha sido muy positivo. Estoy muy contento. Todos los actos se han vivido con mucha intensidad. Es cierto que en esta ocasión, por la responsabilidad que ostento, me he perdido la cercanía con las imágenes y con los costaleros pero todo ha transcurrido de forma excelente. Un diez a la participación y al desarrollo de los festejos", apuntó Ramón González mientras terminaba de dar las últimas instrucciones segundos antes de que la imagen del Cristo irrumpiese en la calle. Comenzaba entonces la gran despedida.