La vendimia de este año se ha adelantado dos semanas por las altas temperaturas de agosto y la ausencia de lluvias en primavera. Es la cosecha más precoz de la última década pero no por ello la de menor calidad. Todo lo contrario. Los enólogos del Alto y Medio Vinalopó ya hablan de una cosecha de "condiciones óptimas" tanto en el grado de alcohol como en la composición aromática del preciado fruto. Sólo se refieren a un aspecto negativo. La producción será entre un 15 y un 20% inferior a la del año pasado. Rondará por debajo de los 25 millones de kilos aunque el precio va a experimentar, previsiblemente, un aumento de cinco céntimos por kilo respecto al del ejercicio anterior.

Los profesionales de las bodegas consultados por este diario apuntan como principal motivo de esta reducción a la falta de agua por la escasez de lluvias. Una adversidad que ha empequeñecido el grano de uva y minorado su peso en las viñas de secano. En las parcelas de regadío los riegos de socorro han permitido sortear el problema. Sin embargo, de las cepas no han brotado tantos racimos como en campañas pasadas. Algo en lo que han podido influir las condiciones climatológicas y la composición del terreno. "La naturaleza es la que manda y siempre guarda secretos", dicen los cultivadores admitiendo, no obstante, que "el grano está muy sano porque en primavera no cayó ni gota y ya dice el refrán que las aguas de San Juan quitan vino, aceite y no dan pan".

La maduración de la uva de vinificación del Alto y Medio Vinalopó se ha acelerado por el aumento de las temperaturas y la reducción de las precipitaciones primaverales, que han pasado de 400 a 160 litros por metro cuadrado en el intervalo de un año. El precoz desarrollo del grano ha obligado a adelantar la recolección dos semanas sobre las fechas en las que se realiza tradicionalmente la vendimia en los campos de Monóvar, Pinoso, Villena y Sax.

En agosto se han registrado en las comarcas más vinateras del interior de la provincia un aumento medio de dos grados y el termómetro apenas ha bajado de los 35 grados en las horas de mayor radiación solar. La tendencia ha continuado en lo que llevamos de septiembre situándose la temperatura medida en 33 grados. Las noches también han sido más cálidas de lo habitual y todo ello ha acelerado el proceso en el que el fruto llega al momento idóneo para ser recolectado. Un fenómeno que ha influido por igual en todas las variedades plantadas en la zona ofreciendo, de este modo, imágenes tan inusuales como la llegada a las bodegas de los primeros tractores cargados con uva Monastrell, que es la especialidad con la que se elabora el preciado Fondillón y que, en condiciones normales, se comienza a cortar en los viñedos en la primera quincena de octubre. Otro tanto ha ocurrido con la Merlot, que se suele cosechar en la segunda semana de septiembre y este año se ha adelantado a finales de agosto. Son sólo dos ejemplos pero hay muchos más aunque las condiciones climatológicas que han propiciado este fenómeno también han sido favorables para la vendimia mecanizada, tanto diurna como nocturna. Algo que es posible por la progresiva transformación de las viejas viñas en formación de vaso, que sólo permiten la vendimia manual, a las nuevas en espaldera que ya alcanzan el 60% de la superficie total del viñedo.