Mueren envenados 24 gatos en el cementerio viejo de Elda

Los gatos que vivían en el cementerio viejo de Elda han sido objeto de un envenamiento masivo y anónimo que se ha cobrado la vida de 24 ejemplares. Machos y hembras de todas las edades que han muerto tras sufrir los mismos síntomas, y cuyos cadáveres fueron encontrados en la mañana de ayer, ocultos entre las lápidas y los arbustos del patio central del camposanto donde solían concentrarse para comer y dormir.

Sólo han logrado sobrevivir seis aunque algunos mostraban en la tarde de ayer los síntomas de debilidad y adormecimiento propios de una intoxicación severa. Se desconoce la autoría de este despreciable hecho pero todo parece indicar que fue una sola persona la que rocío con una sustancia venenosa, posiblemente raticida, la comida con la que varias ciudadanas anónimas vienen alimentando diariamente a esta colonia de gatos, una peculiar familia que desde hace más de 25 años tiene fijado su hábitat natural en el cementerio municipal de Santa Bárbara.

La mayor parte de estos felinos desapareció misteriosamente entre el domingo y el lunes pasado. Pero en realidad no había misterio alguno. Al encontrarse mal los animales habían buscado, de forma instintiva, un lugar donde guarecerse hasta que les sobrevino una muerte que debió ser agónica.

Una de las mujeres que se preocupaba diariamente de alimentarlos, y que incluso suministraba penicilina a los gatitos enfermos, denunció ayer lo ocurrido en el Ayuntamiento y en la Protectora. Estaba desolada. "No entiendo -decía con la voz entrecortada- cómo hay personas en este mundo, por llamarlas de alguna manera, que pueden hacer algo tan cruel y sin motivo alguno porque los gatos no molestaban a nadie". Al contrario, mantenían el cementerio limpio porque exterminaban las ratas, culebras e insectos que llegan desde el cercano río. Ya no lo harán. Sus cuerpos sin vida fueron arrojados ayer a la basura.