El III Congreso Internacional Azorín se inicia hoy domingo con la celebración de una ruta guiada bajo el título «El paisaje de Azorín en Monóvar» que estará a cargo de la licenciada en historia, Noelia López Sabater, y con la organización y coordinación de Xinosa Associació d'Amics del Patrimoni Històric i Cultural de Monòver.

La ruta se iniciará a las diez de la mañana desde la plaza de la Sala y en la misma se incluye una vista a la Casa-Museo Azorín. El recorrido pretende visitar lugares y espacios relacionados con la vida y obra de José Martínez Ruiz: su casa natal en el número 7 de la calle que lleva su nombre; el patio del CEIP Cervantes, donde se encuentra un busto de Azorín del año 1946; las instalaciones del Casino de Monóvar, donde en sus jardines Azorín paseaba y charlaba en compañía de sus amistades de la época; el Teatro Principal, cuyo escenario acogió la representación de su obra teatral «Angelita» en diferentes épocas; la casa de la calle Salamanca número 6, donde en la actualidad se encuentra ubicada la Casa-Museo «Azorín»; y el CEIP Azorín, el segundo centro educativo monovero que lleva el nombre del insigne escritor.

Otro lugar de interés y muy relacionado con la vida y obra de Azorín, como la finca familiar del Collao, podría quedar fuera de la ruta, ya que la distancia con el casco urbano necesitaría de más tiempo para poder ser visitada. La tumba de Azorín, en el cementerio de Monóvar, es otro de los lugares, aunque sus visitas y recuerdos se reducen a la corona de laurel que el Ayuntamiento monovero coloca todos los años por el día de Todos los Santos.

Abandono

La casa natal del escritor monovero se encuentra a escasos 60 metros de la Casa Consistorial, en el número 7 de la calle que lleva su nombre y que une el Ayuntamiento con la Casa de Cultura. En la actualidad la «casa Azorín» está declarada en ruina por el propio Ayuntamiento, sin que hasta el momento, ni políticos locales, ni la Obra Social de la CAM, hoy Fundación, propietaria de los derechos de autor; ni la Diputación Provincial con su premio de novela, hayan conseguido, después de muchos años de utilizar «la marca» Azorín, recuperar este edificio para el patrimonio histórico y cultural de Monóvar y de Alicante. Todo un ejemplo de ineficacia y desidia.

Que Azorín naciera en Monóvar ha sido utilizado por los políticos de turno, tanto en la dictadura como en la democracia. Homenajes, visitas a su residencia en Madrid, nombres de calles, colegios y de certámenes literarios, congresos, libros y otras festividades han querido rendirle un tributo que fueron incapaces de ofrecerle en vida.

José Martínez Ruiz nació en Monóvar como lo hubiera podido hacer en Yecla, en Petrer o en el propio Collao. Valencia y Madrid fueron sus puntos de referencia. En el «cap i casal» se dio cuenta de que no quería ser licenciado en Derecho y en Madrid descubrió su futuro: periodismo y literatura.

De Madrid a Monóvar

Su vida y obra transcurrió más en la capital madrileña que en su Levante natal, aunque a este no lo olvido, por lo menos así ha quedado reflejado en parte de su obra. Sus visitas a su tierra natal tienen alguna que otra anécdota. Un agricultor monovero nos manifestaba hace unos años que «Azorín pasaba de Monóvar, como lo demuestra que cada vez que venía de Madrid a pasar una temporada en la finca del Collao, en lugar de bajar en la estación de Monóvar-Pinoso, se bajaba en la de Sax y desde allí, en una tartana, después de pasar por Salinas, llegaba a su querida casa del Collao».

Los restos de Azorín y de Julia, su esposa, descansaban en el cementerio madrileño de San Isidro, hasta que dos alcaldes, Agustín Rodríguez Sahagún (Madrid) y Luis Fernando Pérez Picó (Monóvar), ambos del CDS, se pusieron de acuerdo y decidieron trasladar los restos de Azorín y su esposa hasta Monóvar el 9 de junio de 1990. Renfe puso el llamado «Tren Azorín» que salió de la Estación de Chamartín, a las nueve de la noche, y llegó, entrada la mañana, a la Estación de Monóvar-Pinoso, tras una prolongada parada en plena Mancha. Misa en San Juan Bautista y posterior traslado al cementerio monovero. Desde entonces Azorín solo recibe la visita de su corona de laurel una vez al año y en la festividad de Todos los Santos.

Azorín fue el último viajero que tuvo el honor de bajar en la estación del ferrocarril de su pueblo.