Deprisa pero con ojo y mucho tiento. Así es como los operarios tuvieron que talar, a lo largo y ancho del día de ayer, un pino de gran envergadura que colapsó de repente, sin dar avisos previos, amenazando con caer en cualquier momento sobre una estación de servicio y parte de una vivienda cercana. Ambas situadas frente al colegio Sagrada Familia, dentro del término municipal de Petrer y en la confluencia de la calle Costa Valencia con la transitada avenida del Mediterráneo que Petrer comparte también con el vecino municipio de Elda.
El ejemplar tenía unos setenta años de edad, pesaba más de quinientos kilos, colideraba una vieja pinada y superaba los veinte metros de altura. Daba buena sombra y presentaba un buen aspecto pero todo parece indicar que la falta de lluvias ha secado parcialmente su sistema radicular, inclinando su poderoso fuste hasta hacerlo doblegar por el gran peso de la copa.
Según han explicado los expertos consultados por este diario, la pertinaz sequía que sufre esta comarca, una de las mayores de los treinta últimos años, ha podido secar una de las raíces principales del pino hasta romperla por completo, lo que ha provocado el colapso parcial de este gigante verde. Es el mismo fenómeno que se produjo hace medio año en la Casa Grande del Jardín de la Música de Elda. En aquel entonces otro enorme pino cayó en la zona de los juegos infantiles del recinto, donde afortunadamente no se encontraba nadie en el momento del accidente.
En estos casos la mejor opción pasa por talar el ejemplar afectado porque apuntalarlo puede ser una medida tan ineficaz como peligrosa. Y, en este supuesto, hay que tener además en cuenta que las pesadas ramas podrían precipitarse sobre la gasolinera o la vivienda cercana y afectar al paso de los vehículos que transitan por la cercana avenida del Mediterráneo.
En la mañana de ayer, y a petición del Ayuntamiento de Petrer, los operarios encargados de talar el pino recibieron asistencia técnica por parte de los especialistas de la empresa Alicante Natura de la Diputación. La operación lo requería por el peligro que entrañaba. Una vez precintada la zona los trabajadores fueron cortando primero las ramas menos peligrosas con el fin de aligerar el peso de la copa, y para ello utilizaron una cesta con elevador, y a continuación se emplearon a fondo con las motosierras en el grueso tronco. El árbol ya ha sido reducido a leña pero es posible que otros ejemplares de la misma pinada compartan el mismo destino. Son los efectos de la sequía.
