El Papa Francisco ha dado el título de venerable a la Hermana Arcángela, la religiosa profesa de la Congregación de Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo fallecida en Elda, el 27 de noviembre de 1918, a la que se atribuyen numerosas gracias y favores. La buena nueva la ha trasmitido hoy mismo la Hermada Adela de Jesús, la Carmelita postuladora de la causa.

La promulgación del decreto de la Congregación de las Causas de los Santos ha tenido lugar este jueves 8 de noviembre de 2018 después de que el Santo Padre recibiera ayer en el Vaticano al prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos. Durante la audiencia el Papa Francisco autorizó a la Congregación a promulgar el decreto sobre las virtudes en grado heroico que la sierva de Dios Arcángela Badosa Cuatrecasas practicó en vida.

Se trata de un nuevo paso en el proceso de canonización de la Hermana Arcángela, una Carmelita que ya dejó fama de santidad en Elda, al cuidado de los enfermos infecciosos más pobres de la ciudad y sin apenas medios. De hecho, la noticia de su muerte corrió por toda la ciudad, siendo su entierro una gran manifestación de gratitud, acudiendo casi todo el pueblo a darle el último adiós en la capilla del colegio, donde los miembros de la Cruz Roja montaron guardia hasta llevarla al cementerio de Santa Bárbara, obsequiándola con una corona de flores.

Exhumación y traslado

Desde entonces y hasta nuestros días, como una expresión más de su fama de santidad, se multiplican las visitas y la colocación de flores en su tumba, que fue trasladada años atrás a la parroquia de Santa Ana. Recogiendo el deseo de sus numerosos devotos, la congregación de sus hermanas y el propio Obispado de Orihuela se creyó conveniente incoar el proceso diocesano de canonización. Se abrió en la capilla del Carmen el día 18 de diciembre de 1999 y se clausuró, en una ceremonia emotiva, el día 30 de diciembre de 2002. Exhumados sus restos en el cementerio de Elda el 30 de octubre de 2002, descansan actualmente en la parroquia de Santa Ana de Elda, adonde fueron trasladados el día 1 de noviembre de 2002.

El "Ángel de Caridad", como le llamaban los enfermos a los que atendía, profesó el 2 de agosto de 1909 y fue destinada a Elda, donde pasó sus nueve años de Carmelita y los últimos años de su vida terrena. En la capital del Medio Vinalopó tenían las Hermanas Carmelitas dos comunidades: un colegio y un hospital municipal. El primer año lo pasó en el colegio pero tuvo que sustituir a otra monja que enfermó en el hospital y, definitivamente, fue trasladada a esta comunidad. Aunque al principio no sentía vocación por los enfermos, vivió de tal forma la obediencia a sus superioras y a la voluntad de Dios, que el temor natural que sentía hacia los enfermos infecciosos lo convirtió en un heroísmo continuado.

Caridad y amor

Los testimonios de las personas que la trataron y convivieron con ella los últimos ocho años de su vida reflejan la caridad y el amor que demostró con todos los enfermos sin distinción. Su disposición de entrega al cuidado de los pacientes, a costa de su descanso personal, hacía que durante la noche se levantara hasta ocho veces para atender a los más graves. Finalmente se contagió de tubercolisis y falleció en Elda.