Diez años de retraso acumulan el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) y el Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) del Paisaje Protegido de la Sierra del Cid y Sierra del Maigmó. Desarrollar y aprobar estos procedimientos es competencia de la Conselleria de Medio Ambiente y ambos deberían haberse realizado a partir del 23 de febrero de 2007, cuando la Generalitat Valenciana decidió proteger por decreto la flora, fauna, etnología y paisaje de este enclave único. Sin embargo nada se hecho desde entonces por desarrollar y aplicar todos los recursos legales y normativos que contempla la Administración para evitar su deterioro y garantizar su protección. Y ello a pesar de que se trata de uno de los ecosistemas naturales más importantes de la provincia y sus cerca de 16.000 hectáreas de terreno forestal lo convierte, además, en el de mayor superficie de la Comunidad Valenciana. De hecho cuenta con la masa natural de pino carrasco más extensa de la provincia y con 22 kilómetros continuados de franja arbórea repartida entre los términos municipales de Petrer, Castalla, Tibi, Agost y Sax, municipios enclavados en las comarcas del Alto y Medio Vinalopó, Foia de Castalla y l’Alacantí.

El enclave posee cerca de 16.000 hectáreas de terreno forestal y abarca los términos de Petrer, Castalla, Tibi, Agost y Sax

En noviembre de 2017 Petrer acogió la sesión constitutiva del Consejo de Participación del Paisaje Protegido del Cid y el Maigmó y Ana Campo se convirtió en su primera presidenta. El Consejo se creó siete años y diez meses después de que se declarara oficialmente la protección del enclave. Fue el primer encuentro en torno a este paraje y reunió en la misma mesa tanto a los representantes de las diferentes administraciones -Ayuntamientos, Consellerias, Diputación, Confederación Hidrográfica del Júcar y Universidad de Alicante- como de organizaciones sindicales y ecologistas, propietarios, Centros Excursionistas, Asociaciones Conservacionistas y Cazadores entre otros colectivos interesados y con intereses. Pero tres años después de su formación el Consejo de Participación también está paralizado y su presidenta tiene intención de convocarlo de nuevo en enero de 2021.

Uso público desordenado

«Desgraciadamente está todo parado y la principal necesidad que tenemos, a día de hoy, es la ordenación del uso público del paisaje. No puede ser que la declaración de una zona protegida coloque el foco mediático y ciudadano en enclaves de gran valor ecológico y se genere un impacto negativo por un uso público desordenado», advierte Ana Campo puntualizando que «la gente debe disfrutar de los espacios naturales protegidos pero primando siempre la conservación de los mismos. Y eso requiere, precisamente, de una ordenación y gestión que en este caso no se ha hecho», lamenta.

El Plan de Uso Público al que alude la presidenta del Consejo debería haberse aprobado en 2020 pero antes es necesario contar con el PORN y el PRUG.

Los ecologistas advierten de que lo normal hubiera sido que, una vez declarada la zona como Paisaje Protegido, se iniciase inmediatamente el procedimiento de elaboración y aprobación del plan ordenación de los recursos naturales y, a continuación, el plan rector de uso y gestión. Dos documentos que en este caso acumulan una década de retraso. En 2019 la presidenta del Consejo de Participación se desplazó a València para solicitar a Medio Ambiente que en los presupuestos se incluyese la redacción de ambos planes. Hubo entonces, según asegura Ana Campo, un compromiso verbal de los responsables del Servicio de Espacios Naturales Protegidos de la Generalitat Valenciana de incluir tal actuación en los presupuestos porque el «retraso ya es indecente tratándose de un área protegida sometida a una enorme presión antrópica». Pero no hay recursos económicos para tal fin «y eso nos lleva a una situación de una década de inacción», tal y como denuncia la presidenta del Consejo.

Los ecologistas exigen medidas para evitar su deterioro

El Paisaje Protegido de las sierras del Cid-Maigmó soporta una gran presión social debido a sus numerosas áreas recreativas, refugios, miradores, senderos, itinerarios de cicloturismo, vías ferrata y zonas de acampada y escalada. Su proximidad con ciudades como Alicante, San Vicente, Elda e Ibi lo convierte en un enclave muy frecuentado durante los fines de semana y días festivos de todo el año por aficionados a la montaña, el senderismo, las carreras a pie, los cazadores, el mountain bike y el parapente. De ahí la exigencia de los ecologistas para que se regule su uso y se frene su deterioro.