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La masonería oculta en Elda

La ciudad guarda en su trazado, nomenclatura, historia y personajes ilustres del primer tercio del siglo XX las huellas de los ideales masones

El barrio Ciudad Vergel de Elda se creó siguiendo los postulados masónicos

A ojos de profanos poca trascendencia tienen en Elda nombres que para los iniciados en la masonería están repletos de simbolismo. Rematando la Ciudad Vergel se encuentra la avenida de Las Acacias, árbol sagrado para los hijos de la viuda que simboliza la inmortalidad. Este barrio se construyó en 1932 bajo las ideales de acercamiento del hombre a la naturaleza, curiosamente en la etapa de mayor expansión de la masonería. Del mismo modo denominaciones como barrio de la Fraternidad recuerdan a la invocación de hermandad que realizan entre sí todos los masones del mundo. El barrio El Progreso y algunas de sus calles guardan extraños paralelismo con el constante llamamiento que realizan los masones liberales a favor del progreso de la humanidad. También la plaza Sagasta no sólo recuerda a un político, si no al Gran Maestre y Soberano Comendador del Gran Oriente de España. Su pavimento original, y aún hoy algunas de sus partes, son ajedrezadas al igual que el suelo de los templos masónicos.

Éstos son sólo algunos de los ejemplos más visibles. Probablemente por la ignorancia de las autoridades franquistas escaparon a la persecución que contra los masones se desplegó, y de forma particularmente virulenta, contra los eldenses, culminando con el asesinato de Ángel Vera Coronel mientras ocupaba la Gobernación Civil de Zaragoza. La deuda histórica con este carismático prohombre, fundador del Banco de Elda y también presidente del Club Deportivo Eldense, se saldó hace unos lustros con una plaza en la que hay una placa donada por la logia Constante Alona.

En memoria a Ángel Vera Coronel y de todos los hermanos de las logias Fidelísima y Amor de Elda. INFORMACIÓN

Para los iniciados, en cambio, estas nominaciones y lugares abren un universo simbólico que evoca el pasado glorioso de una dinastía de dirigentes y empresarios del calzado que recibieron las enseñanzas de la masonería y lideraron la transformación de Elda.

La masonería oculta en Elda

La masonería oculta en Elda

Pero los guiños a la masonería no se detuvieron con la fecunda expansión que alcanzó en la II República. De construcción reciente, las piedras cúbicas de la rotonda de los rotarios en la avenida del Mediterráneo son el último brindis realizado, ya en tiempos contemporáneo, a los seguidores del arquitecto Hiram Habif. Todo masón es una piedra bruta que busca su perfeccionamiento personal hasta convertirse en una piedra cúbica perfectamente aquilatada para el levantamiento del templo de la humanidad. Y hete aquí la explicación a los bloques de granito que cada día ven miles de conductores que entran y salen de Elda sin que nadie se pregunte los motivos de su existencia.  

Y más recientemente, en los años 60, se levantó en el colegio Padre Manjón un imponente monolito dedicado al dios Mercurio, cuyo homónimo griego es Hermes, también protector del comercio. Recientemente restaurado, además de su característica caduceo, porta un zapato en la mano. Es evidente que en los años 60 no había masonería en España, aunque no deja de ser un hecho llamativo por el que cabe preguntarse...

El monumento al eldense más universal en la plaza que lleva su nombre. ÁXEL ÁLVAREZ

Si hay que empezar por un masón famoso la lista ha de encabezarla el eldense Emilio Castelar. Aunque no se ha encontrado su ficha de afiliación, el hecho de que prologara los dos volúmenes de la «Historia General de la Masonería» publicada en 1889 es un dato revelador.

Prólogo de Castelar a la Historia de la Masonería. INFORMACIÓN

Su estatua es una réplica exacta de la levantada en Madrid por el también masón Mariano Benlliure. La efigie que se encuentra en Elda está asentada sobre un basamento obra del artista Florentino del Pilar que posee claros elementos distintivos de la masonería: glorias al trabajo, la cantería y la agricultura así como una alegoría a la sabiduría y la elocuencia. No es de extrañar encontrar estos elementos si se tiene en cuenta que en la comisión del monumento a Castelar, en 1926, había varias personas que integraron la logia Amor de Elda tras formarse previamente en la logia Numancia de Alicante.

La masonería oculta en Elda ÁXEL ÁLVAREZ

La masonería en Elda ha contado con dos periodos bien diferenciados. Por un lado el desarrollado por la logia Fidelísima en 1886 bajo la veneratura de Pablo Guarinos y por otro con la logia Amor, en 1927, a la que pertenecieron insignes figuras como el industrial Joaquín Porta Rausá (simbólico Actividad), el citado Ángel Vera Coronel (simbólico Plutarco) y su hermano Jenaro (Estrella), el industrial y alcalde Emérito Maestre (simbólico Castelar), el también industrial y alcalde Vicente Gil Navarro (simbólico Cafiero) o el dirigente socialista Luis Arráez, quien llegaría a ser Secretario General de la Federación Provincial Socialista en 1938. Este grupo no es más que un pequeño elenco de la participación en la masonería eldense de personas que se proyectaron civilmente en formaciones políticas republicanas que abarcaron desde el centro a la izquierda.

Otra de las imágenes masónicas representada en la estatua de Emilio Castelar en Elda. ÁXEL ÁLVAREZ

Por tanto, resulta lógico que en una Corporación en la que muchos de sus representantes pasaron por la logia Amor, se nombrara el callejero con distintivos masónicos e incluso se trazaran los planes de gobierno bajo sus ideales para extender la educación, la laicidad, la igualdad y el humanismo en favor de todos los eldenses.

La incógnita de Sempere y Guarinos

Una incógnita no suficientemente investigada es la posible adscripción a la masonería del ilustrado eldense Juan Sempere y Guarinos. Falleció en el más absoluto ostracismo en 1830 por sus simpatías hacia los afrancesados frente al despotismo de Fernando VII. Precisamente fueron los afrancesados los responsables de la expansión de la masonería liberal en España, agrupados en distintos orientes. Así, se cree que Carlos III contó con ministro masones. Sempere y Guarinos perteneció a la  Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País, el equivalente español de la Royal Society, que fue un hervidero de intercambio de los masónicos valores de libertad, igualdad y fraternidad.  

El periodista masón José Capilla

Una figura clave que merece una distinción en el callejero eldense -al margen de la pequeña biblioteca que lleva su nombre-, es la del periodista masón José Capilla Beltrán (simbólico Platón). Pagó con su postergación civil la pertenencia a la orden y la lealtad a sus ideas. Sin embargo, resultó clave en la Elda de los años 30. Fue el fundador del legendario semanario Idella, se codeó con lo más granado de la intelectualidad y debe tener un espacio público con su nombre. Elda tiene una deuda con los que han desempeñado el oficio del periodismo y quién mejor que Capilla para recordar la tarea de los arquitectos de las palabras.

Ruperto Chapí y los Garibaldinos de Sax

La lista de masones eldenses es larga y extensa. La logia Amor en algunos momentos albergó cerca de 70 miembros. Tanto es así que resultó un semillero entre poblaciones vecinas. Desde Elda se impulsaron talleres en Pinoso o Villena, entre otros lugares. Particularmente prolífica resultó su vinculación con Almansa.

Por trazar algunas pinceladas entre la vecindad, el villenense más ilustre, el músico Ruperto Chapí, fue masón. Incluso se dan sospechosas vinculaciones masónicas en las fiestas de Moros y Cristianos. Es el caso de la comparsa de Garibaldinos de Sax, en recuerdo al revolucionario Giuseppe Garibaldi, que llegó al grado 33 dentro de la orden.

La comparsa Garibaldinos de Sax en un desfile con su sargento al frente. ÁXEL ÁLVAREZ

Hoy en día, la masonería liberal en España y sus grandes orientes, que tanto marcó la historia de Elda y que tantos seguidores tuvo entre industriales progresistas y la burguesía ilustrada, es un trasgo del pasado. Arrollada por el franquismo, la democracia no ha supuesto su resurgimiento, aunque al menos se mantiene viva la llama de su empeño por trabajar al progreso de la humanidad.

Alegoría de la sabiduría y a la derecha la Copa de Higia en Elda. ÁXEL ÁLVAREZ

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