De casa a la UCI y de la UCI a casa sin ningún contacto social. Así es la vida del doctor Calixto Sánchez Pérez desde que el virus irrumpió en el mundo para sembrar desolación, muerte y crisis.

¿Qué nuevos aspectos se conocen ahora del virus que se desconocían en marzo?

Pues una inmensidad de conocimientos. Entre ellos se han desarrollado vacunas y se ha conocido mejor genéticamente el virus con sus mutaciones. Se sabe que fármacos no han servido para nada en el tratamiento y que acciones han sido las más eficaces frente a esta enfermedad sistémica muy grave, que afecta a grandes órganos y a todo el endotelio, con una presentación grave pulmonar. A mi desde el principio de la pandemia del covid-19 me recordaba un comportamiento muy similar a un gran quemado, con una afectación clínica, metabólica, de respuesta inflamatoria, de generación de trombosis y sobreinfecciones. Hay que tener muy presente que un paciente covid crítico necesita un gran consumo de recursos tecnológicos, humanos y farmacológicos para su recuperación tras muchos días de tratamiento.

¿Qué diferencias aprecia entre la primera, la segunda y la tercera ola de la pandemia?

La primera fue sorprendente. Nos dejó perplejos e íbamos aprendiendo progresivamente. Nosotros tuvimos una incidencia alta pero no estábamos tan preparados tecnológicamente ni con tantos equipos de protección. A nosotros no nos llegaron a faltar pero se hacía una política de ahorro estricto. Fue impresionante el confinamiento, y la solidaridad de los que trabajábamos en los hospitales. Hubo mucha unión y apoyo. La segunda ola sabíamos que podía ocurrir y fue brutal. Los respiradores iban disminuyendo pero el Departamento de Salud de Elda había hecho los deberes en inversiones para adquirir una barbaridad de tecnología, y también se acopió una gran cantidad de vestimenta y equipos EPI así como material fungible. Nuestros equipos médicos, de enfermería, auxiliares, celadores limpieza, mantenimiento, administrativos, almacén de suministros se han multiplicado por mil. Fueron 60 días -del 20 de octubre al 20 de diciembre- infernales. Hemos acabado muy agotados, ya que éramos el único Departamento de Salud que tuvo esa altísima incidencia y no teníamos ninguna tropa de relevo en ningún estamento. La verdad es que nos encontramos bastante solos. Y la tercera ola está empezando ahora y no sabemos a donde nos llevará. Pero veo una velocidad de contagio extremo. Estamos todos vacunados los de primera línea pero la inmunidad tarda y están cayendo muchos compañeros de todas las especialidades.

¿El sistema sanitario ha aprendido de sus errores o hemos vuelto a caer en la improvisación, escasez de medios y lentitud en la toma de decisiones?

Que duda cabe que se ha aprendido pero la segunda ola no fue tan generalizada. En muchos hospitales no han entrenado tanto y no se si en todos, me imagino que sí, se han realizado políticas de adquisición de tecnología y refuerzos. Sobre todo de enfermería, que ya es escasísima, y de médicos especialistas, que son muchísimo más escasos o incluso inexistentes.

¿Cómo está el personal sanitario tras diez meses de «guerra»?

Pues se lo puede imaginar. Estamos muy desgastados y hemos tenido bajas por covid en todos los estamentos. La gente está tocada y un poco desesperada y frustrada por el escasísimo respeto de normas sociales en la población que provoca la saturación en la asistencia sanitaria, tanto de primaria como hospitalaria, y nos pone en riesgo a nosotros y a ellos porque creen que la enfermedad no es para tanto, y puede ser mortal con suma facilidad.

¿Sigue estigmatizándose socialmente al personal sanitario por el mayor riesgo de contagio al que están expuestos?

Pues yo creo que no ocurre lo que se vivió con anterioridad. La gente ha reconocido nuestra labor y nos apoya. Es bonito ver el respaldo social que tienen los profesionales que han caído enfermos. Son muchísimas las personas que nos felicitan con mucha frecuencia a través de llamadas telefónicas, ofreciéndonos su ayuda para cualquier cosa que necesitemos. Es verdaderamente grato. Y si hay de los otros, de los que nos ven como un factor de riesgo de contagio, como no es políticamente correcto igual no lo dicen, y simplemente se apartan.

¿Qué media de pacientes acaba en la UCI ?

Pues depende del grupo de edades o patologías añadidas. Más o menos de cada 1.000 contagiados, 100 ingresan en hospitales, y pueden ser entre 10 y 12 personas de cada 100 ingresados las que acaben en Cuidados Intensivos.

Usted y más de cien colegas suyos de toda España fueron pioneros al dar una serie de consejos al principio de la pandemia que el Ministerio de Sanidad ha ido incorporando lentamente...

Así fue. Mandamos una carta pidiendo que se obligara a usar mascarillas, que se realizaran masivamente diagnóstico de PCR y que se confinara usando rastreadores. Pusimos el modelo de Corea del Sur con PCR realizadas en carpas sin bajarse del coche y la trazabilidad de los portadores. Era un 15 de marzo de 2020 cuando hasta regañaban a la gente por usar mascarillas. En mi servicio de Anestesiología eran obligatorias desde el primer momento. Tenga en cuenta que nosotros estamos habituados a ir siempre con mascarilla. Y actualmente casi todos los profesionales creemos que serían necesarias medidas mucho mas estrictas de control sobre la población para evitar que el virus sigue propagándose.

¿Cómo se lucha contra la falsa seguridad de que los contactos cercanos están libres del virus?

Es bastante difícil. El concepto familia o amigo transmite una falsa sensación de seguridad que genera hostilidad cuando recriminas esa proximidad. Pero no existen burbujas seguras ni entre familias ni entre amigos. Todas están perfectamente relacionadas y con que haya un portador en una se puede transmitir a todas.

¿Qué le diría a quienes niegan que la pandemia sea real?

No quiero ser maleducado así que solo les recomendaría que vinieran a mi Unidad, se pusieran un traje EPI, y entraran con nosotros una mañana para observar el entorno en el que trabajamos y la situación de los pacientes.

¿Es cierto que el empeoramiento de un paciente puede ser tan acelerado que pase de estar leve a morir en pocas horas?

Absolutamente cierto. Es más, le digo que hemos tenido algunos pacientes muy jóvenes, relativamente asintomáticos, que han debutado con un cuadro de liberación brusca de un coágulo que ha ido al pulmón y que, en algún caso, le ha producido la muerte. Pero lo más habitual es que antes que llegue un paciente a nosotros tenga una evolución previa en su domicilio de tres a cinco días y, dependiendo de la afectación y gravedad, pueda terminar ingresando en nuestra Unidad desde Urgencias con intubación y ventilación mecánica tras presentar un cuadro de fallo orgánico muy grave. O también puede ocurrir que pase tres o cuatro días en planta de hospitalización con empeoramiento progresivo, hasta que es necesario el ingreso en nuestro Servicio. Son cuadros muy graves. Algunos pacientes han estado ingresados más de 80 días en nuestra unidad. No es una gripe ni un resfriado fuerte como he oído decir en algunas conversaciones de profanos.

¿Es ahora menos agresivo el virus que al principio?

Creo que es similar. Ya decíamos también que un virus no quiere matar a quien le acoge. En pandemias anteriores el virus se fue atenuando hasta desaparecer. No sabemos que ocurrirá realmente, lo que sí le puedo decir es que el nivel de contagio actual es elevadísimo, y recomiendo a la sociedad que practique el confinamiento voluntario y limite en extremo las relaciones sociales por lo menos un mes. Solo así podremos inhibir el ciclo de contagio y la exposición de personas de alto riesgo de padecer una infección por covid de máxima gravedad.

¿Por qué sigue siendo tan alto el índice de contagio entre el personal sanitario?

Pues estamos preocupados porque hay profesionales que se contagian a pesar de ser estrictos cumplidores de las normas de protección en el trabajo y haber limitado por completo su vida social. No sabemos si el virus es mas fácilmente transmisible ahora por algún cambio en su comportamiento, si nos relajamos algo en la prevención o si no acertamos con las medidas...

¿La vacuna nos devolverá la normal normalidad? Y si es así ¿cuándo podremos quitarnos las mascarillas, reunirnos, abrazarnos y besarnos?

Sin ninguna duda y, de momento, no. La vacuna cubrirá a la población muy lentamente. Es curioso que al llevar mascarillas los casos de gripe han disminuido drásticamente. En esta época del año podríamos tener 200 o 300 gripes por cada 100.000 habitantes, por lo que creo que quizá haya personas que a la mínima se pongan de nuevo la mascarilla como un utensilio reconocido que protege. Yo recuerdo de pequeño en Granada que los turistas japoneses que visitaban la Alhambra venían con mascarillas y nosotros nos reíamos de ellos. ¿Se quedará la moda?...

¿Cree que dentro de diez años el covid será como ahora la gripe?

Yo creo que nunca un coronavirus será como un virus de la gripe. Pienso especulativamente y sin ninguna evidencia, solo con la experiencia que nos da el paso del tiempo y las vivencias anteriores, que nos vacunaremos, la enfermedad se atenuará y la olvidaremos. Lo que sí quiero destacar es el hecho de que desde el año 2000 hemos tenido epidemias graves muy próximas en el tiempo, cosa inhabitual hace 30 años porque las grandes pandemias ocurrían históricamente cada 90 o 100 años.

¿Qué ha cambiado entonces?

Creo que nuestra relación con la naturaleza, climatología, flora, fauna... por lo que quizá haya una nueva pandemia en unos años. Pero ya le digo que es pura especulación.

¿Cree que habrá cuarta ola?

Me gustaría que no. Pero desconfío de ello dado el escaso comportamiento social en cuanto a las medidas de protección.

¿Qué método ha utilizado para que su Unidad siga siendo puntera en el ámbito nacional en el tratamiento de los casos críticos?

Hemos estudiado desde el principio el comportamiento de los pacientes críticos entendiendo como ataca el virus para apuntalarlo en todas las áreas orgánicas que han fallado. Lo hemos hecho de una manera muy agresiva y parece que vamos acertando. Hemos tenido pacientes muy graves con un porcentaje de intubaciones de casi el 90% y nuestra mortalidad es baja. Nuestra Unidad de Pacientes Críticos es como un box de Fórmula 1, se trabaja con la misma intensidad a cualquier hora del día. Eso conlleva un esfuerzo y un desgaste muy grande. Pero nos proporciona la mayor satisfacción que unos profesionales merecen: el orgullo de salvar vidas y acumular en nuestros pasillos las cartas de agradecimiento de pacientes que han estado muy graves, y que nos recuerdan desde sus casas ya fuera de peligro.

Los pacientes y las familias ahora ya saben que si se les seda para intubarlos y llevarlos a la UCI puede que sea su final...¿cómo reaccionan cuando se lo comunican?

Por supuesto sigue prevaleciendo la idea que el ingreso en UCI significa que puede existir un peligro de muerte. A los pacientes que hace falta intubar se les explica con todo el cariño del mundo que se va a hacer para que descansen unos días. Es necesario para permitir recuperar su organismo y que puedan ser de nuevo extubados en el menor tiempo posible. Se les explica que se mantendrán sedados para que no tengan ningún tipo de sufrimiento. En fin que en unos días volveremos a hablar. Tratamos de que sufran lo menos posible y les transmitimos seguridad. Creo que lo conseguimos.

Le reitero la pregunta que ya la formulé en abril: ¿Este virus lo ha creado el hombre o la naturaleza?

Yo le vuelvo a contestar que no he traído la bola de cristal. No hay ninguna evidencia ni ningún tipo de razonamiento que nos induzca a pensar en que ha sido creado en un laboratorio. Es la humilde opinión no mía, que yo no soy virólogo, sino de compañeros y amigos de altísimo nivel de conocimiento.

En conclusión...

Mi conclusión es pedir a la sociedad que cumpla las normas para no contagiarse. Que si se saturan los servicios sanitarios hospitalarios se puede incrementar, de forma muy importante, el riesgo de muerte de pacientes covid y no covid por la saturación de recursos. Y en segundo lugar quiero expresar mi agradecimiento a todos los sanitarios de todos los estamentos y especialidades, y a todos los que nos han apoyado. Desde suministros, limpieza, mantenimiento, empresas tecnológicas y farmacéuticas de todo el Estado Español, que han volcado su plena dedicación en atender a estos pacientes. Que muchos sanitarios han enfermado, y otros muchos han dado su vida. Pido un gran reconocimiento para ellos. Y un agradecimiento particular a todos los Servicios de Anestesiología y Reanimación españoles, que han realizado un gran esfuerzo para multiplicar por tres el número de camas de Cuidados Intensivos de los hospitales de toda España, desde el más grande al más pequeño. Gracias Anestesia.