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Miguel Hernández y Elda

El poeta envío a su novia 20 cartas de amor cuando ella residía en el cuartel de la Guardia Civil de Elda donde su padre fue destinado y asesinado - La correspondencia ofrece una valiosa información del intelectual sobre su visión de la ciudad

Miguel y Josefina en 1936

Josefina Manresa, la mayor fuente de inspiración del poeta universal Miguel Hernández, residió en Elda entre el 12 de abril y el 13 de agosto del convulso año 1936. Su padre, Manuel Manresa Pamies, nacido en Cox, era guardia civil y pidió el traslado desde el cuartel de Orihuela hasta el de Elda en busca de un futuro mejor para sus cuatro hijos. Pero en Elda encontró la muerte. Fue asesinado de varios disparos en la cabeza por un grupo de anarquistas cerca del antiguo cine Coliseo cuando se disponía a enviar un telegrama a su hermano José. Su mujer y sus cuatro hijos se encontraban en ese momento pasando el verano en Cox, en la casa de los abuelos maternos, y tras conocer la trágica noticia ya no regresaron a Elda. Precisamente la fotografía de este reportaje corresponde a esos días. En ella aparecen Miguel Hernández y Josefina Manresa. Una imagen histórica porque fue la última vez que ella vistió de color. El resto de su vida utilizó ropa oscura en señal de luto por la muerte de su padre, de su madre y de sus dos hijos, de sus abuelos y de su amado Miguel.

Miguel Hernández y Josefina Manresa en Cox, en agosto de 1936.

Miguel Hernández y Josefina Manresa en Cox, en agosto de 1936. CEDIDA POR J.P.

Pero en esos cuatro meses, que fueron la antesala y el comienzo de la Guerra Civil, el poeta de Orihuela le envío a su amada 20 cartas de amor. Él estaba entonces residiendo en Madrid, trabajando en la elaboración de la Enciclopedia de Toros por encargo de la editorial Espasa-Calpe, y en la correspondencia que mantenía con su entonces novia -entre dos y tres cartas semanales que a veces solo tardaban un día en llegar a su destino- alude en muchas ocasiones a la Elda de 1936.

Amor y Locura

La mayoría de esas epístolas estaban fechadas con la palabra «Amor» y una de ellas, enviada el 5 de mayo, con la palabra «Locura» en referencia al manicomio provincial que entonces se encontraba en Elda. Precisamente hablando en una de sus misivas de su corbata le dice Miguel a Josefina: «Mándame otra a ver si me vuelvo loco del todo y me tienen que llevar a tu manicomio». Y en otra también le hace un guiño sobre el mismo asunto: «Espérame del quince en adelante que cualquier día me verás llegar a Elda entre dos locos, derecho al manicomio».

Una de las cartas

Una de las cartas

Este desconocido legado ofrece una valiosa información sobre la vida y el amor de la pareja. «La correspondencia es muy interesante y también permite profundizar en muchos aspectos de los que nada se sabía sobre la actividad intelectual del poeta, de su situación personal y laboral así como de su visión de Elda y Madrid en aquel momento», explica Joan Pàmies, experto en la figura del poeta y hombre de confianza de Josefina.

«En sus cartas Miguel Hernández alude a Elda en muchas ocasiones. Quería conocer la ciudad, pensaba que se hablaba valenciano, le preguntaba a Josefina los kilómetros de distancia que había hasta Alicante y en una de ellas incluso le expresó su premonitoria preocupación por el traslado que su padre solicitó al cuartel de Elda indicándole que «es un sitio peligroso y puede haber revueltas», precisa Joan Pàmies destacando otra de las misivas en las que se aprecia a un Miguel Hernández ávido de noticias de su musa: «Dime en tu próxima carta si te acomodas a la vida de Elda, dime si tienes alguna amiga ahí, si las cosas de tu casa están mejor, si se ha colocado tu hermano y si tienes algún taller para ir a coser».

Otra de las misivas de amor

En otra misiva también muestra su añoranza por estar con Josefina: «El tiempo arreglará las cosas como nosotros deseamos, aunque yo no dejo de pedirme cada día contigo que ese tiempo no sea largo que podamos vivir con tranquilidad y besos». También le da consejos: «Hazte amiga de alguna chica de ahí, ya que no tienes a nadie ni a María ni siquiera. Cuéntame si vas a ir a algún taller a coser, si has salido ya por el pueblo, si es como Orihuela de grande, si es más alegre o más feo. (...) Tu sabes, nenica buena, que puedo ir a Elda pero no por muchos días...» se sincera el poeta explicándole que no tenía dinero para costearse una estancia de dos días en la ciudad.

Miguel Hernández con su hermana en Madrid. CEDIDA POR J.P.

Josefina Manresa fue esencial en la vida de Miguel Hernández y Elda la tendrá siempre en su memoria. De hecho el Ayuntamiento le dedicó una calle en el año 1997, siendo alcalde Juan Pascual Azorín, en un sencillo pero emotivo acto en el que Joan Pàmies acompañó a la nuera del poeta, Lucía Izquierdo, y a Pepe Belso.

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