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Las fallas de Reyes y Carasses, nuevo Bien de Relevancia Local en Petrer

La Conselleria de Cultura reconoce ambas tradiciones que vienen celebrándose en la localidad desde finales del siglo XIX - Culmina un proceso que el Ayuntamiento inició en diciembre de 2019

Las fallas de la noche de Reyes rodando en el castillo de Petrer. | INFORMACIÓN

Las fallas de la noche de Reyes y las danzas de Carasses, dos de las tradiciones más arraigadas y peculiares de Petrer, han obtenido el reconocimiento de Bien Inmaterial de Relevancia Local por parte de la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte. Los trámites para obtener tal catalogación los inició el Ayuntamiento en diciembre de 2019, remitiendo a la Conselleria un informe en el que se explicaban las características de ambas costumbres. «Y por fin se ha hecho realidad» ha señalado el concejal de Cultura y Patrimonio, el socialista Fernando Portillo, mientras la edil de Fiestas, Ana Tortosa, lo ha calificado de «celebración pues es algo muy positivo para Petrer y para la continuidad de las tradiciones».

Les Carasses de Petrer. INFORMACIÓN

La declaración de Bien de Relevancia Local supone un reconocimiento a dos festividades que no son organizadas por ningún colectivo en particular, sino que nacen de la espontaneidad de los propios vecinos y vecinas. «Dos singularidades que, no obstante, han pasado por épocas muy complicadas», ha querido puntualizar Portillo transmitiendo un mensaje de agradecimiento «a mucha gente que lleva peleando muchos años para mantener vivas estas tradiciones. Me refiero a Vicent El Dele, Reme Vera, Reme Millá y los integrantes de la Colla El Terròs». A todos ellos les ha agradecido el regidor «su compromiso especial con ambas celebraciones».

Los concejales de Cultura y Fiestas junto al director del Museo Dámaso Navarro de Petrer. INFORMACIÓN

El reconocimiento de Bien de Relevancia conlleva para el Ayuntamiento el esfuerzo y el compromiso de continuar promocionando, fomentando y conservando estas tradiciones que, tal y como ha recordado Fernando Tendero, director del Museo Dámaso Navarro, vienen celebrándose en Petrer desde finales del siglo XIX.

Antorchas de esparto

En la tarde-noche del 5 de enero, los niños y niñas del municipio hacen ruido y llaman la atención de los Reyes Magos con las fallas, unas antorchas de esparto tierno y esparto seco o «avell» a las que prenden fuego y ruedan formando círculos de fuego hasta que terminan apagándose. Todo ello se emplea a modo de reclamo con el fin de orientar a las Majestades de Oriente para que no se pierdan por el camino y vayan directos a Petrer para dejar juguetes y regalos en todas las casas.

Fernando Tendero, director del Museo Dámaso Navarro, ha precisado que «les falles de la nit de Reis» es una tradición que se viene celebrando en la localidad por lo menos desde finales del siglo XIX o principios del siglo XX. También ha explicado que es una ancestral costumbre que «fue traída, posiblemente, por las familias que vinieron desde la Foia de Castalla y de algunos pueblos próximos de la montaña alicantina a repoblar Petrer. Un proceso que se produjo después de la expulsión de los moriscos, a partir del año 1611, según la hipótesis del investigador Vicent Tomás i Navarro».

Históricamente, en la tarde-noche del 5 de enero, niñas y niños tenían que indicar a los Reyes Magos dónde estaba la villa de Petrer para que no pasaran de largo con los regalos, y para ello utilizaban sartenes, tapaderas y otras piezas del menaje de la cocina que, unidas, eran arrastradas por las calles para hacer ruido. También recurrían a caracolas marinas con las que llamaban a Gaspar, Melchor y Baltasar soplando en su interior. Pero lo que nunca podían faltar eran las fallas, con las que trazaban círculos de fuego al anochecer.

Danzas satíricas

Las danzas de Les Carasses de Petrer, que se festejan después de las fiestas patronales en honor a la Virgen del Remedio, consisten en un pasacalles amenizado con música tradicional de «dolçaina y tabalet», en la que participan personas enmascaradas y vestidas con trajes y ropajes de décadas anteriores, denominadas «carasses». Los participantes interactúan con el público gastándole bromas y mostrando un carácter burlesco. Se trata de un elemento singular de la tradición local con valor cultural e histórico. Según los estudios de Vicent Navarro i Tomás, esta celebración podría remontarse al siglo XVII, con la repoblación por la expulsión de los moriscos, la primera referencia documentada data del siglo XIX.

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