Nueve años lleva cerrado y abocado a la ruina el colegio público de educación especial Miguel de Cervantes de Elda. El centro en el que fueron educados cientos de niños del Medio Vinalopó se ha convertido en un foco de vandalismo e insalubridad justo enfrente de la nueva ala del Hospital General Universitario de Elda.
De la devastadora acción de los ladrones no se han librado los azulejos de los pasillos, las chapas metálicas de la cubierta, los cristales de las ventanas, los marcos de las puertas y, por supuesto, los cables eléctricos y las tuberías del agua. El resto ha sido objeto de la acción vandálica: puertas, tabiques, aseos y estanterías reventadas a golpes, hogueras, restos de alimentos y bebidas alcohólicas, animales muertos y residuos de todo tipo sirven de alimento para las ratas. Un escenario de insalubridad e inseguridad que se encuentra a escasos metros de las Urgencias Hospitalarias, de las que únicamente le separa la carretera comarcal de la Torreta, y que además linda con los diferentes centros de Asprodis.
El colegio de Elda, cuyo titular sigue siendo la Conselleria de Educación, será demolido y sobre el solar se pretende construir el futuro aparcamiento del hospital. Pero mientras tanto sigue siendo presa del vandalismo y la suciedad. Para evitar esta situación, mientras el proyecto del parking sigue su lenta tramitación, el Ayuntamiento va a incrementar la vigilancia policial y a reforzar la seguridad en los accesos.
Fue en junio del año 2012 cuando el colegio de educación especial Miguel de Cervantes cerró definitivamente sus puertas y, en septiembre, los alumnos de Infantil y Primaria se trasladaron a sus actuales instalaciones ubicadas en el número 114 de la avenida de Ronda. Varias asociaciones y colectivos eldenses se mostraron interesados en utilizar las instalaciones del centro desocupado. Querían realizar sus actividades y reuniones allí y así se lo trasladaron a la popular Cristina Gomis, entonces concejala de Educación de Elda. Pero ninguna de esas peticiones fueron atendidas y sin uso ni mantenimiento el edificio se ha convertido, nueve años después, en un problema.
