La hornacina que contenía la imagen de San Bernardo en la cumbre de la sierra de Camara ha desaparecido en los últimos meses. Era costumbre entre muchos senderistas colocarle flores, depositar pequeñas figuras -el belén en Navidad- e incluso dejar mensajes escritos cuando coronaban la montaña más alta de Elda. Pero este verano los montañeros ya no han podido cumplir el rito porque desde julio no hay rastro de la hornacina.

El guía de montaña Joaquín Senén cree que se trata de un acto incívico de intolerancia religiosa.

La cumbre de la sierra de Camara en Elda con la hornacina y sin ella. JOAQUÍN SENÉN

No es la primera vez que el vandalismo campa a sus anchas por los parajes naturales del Medio Vinalopó. En enero de 2020 este diario ya se hizo eco de la incomprensión, rabia e indignación que generó en Petrer la tala vandálica de un árbol emblemático situado en las inmediaciones de la cima de la sierra del Caballo. Era un pino de medio siglo de vida situado junto a la transitada senda de la cueva del Encanto. El único que dominaba un mirador con unas vistas espectaculares de los cascos urbanos de Petrer y Elda. Un referente paisajístico y sentimental para los amantes de la montaña que solían cobijarse bajo su sombra mientras hacían un alto en el camino para descansar, comer, hablar o disfrutar de la naturaleza.

Sin embargo, uno o varios desconocidos decidieron acabar con el apreciado árbol por el simple placer de hacer el mal. Una acción despreciable que ocasionó un daño irreparable.

El autor o autores emplearon una sierra manual para cortar el tronco. Empezaron a escasos centímetros del suelo pero cambiaron de decisión y optaron por elevar la tala hasta que consiguieron su propósito. Nadie duda de que fue una acción premeditada porque acudieron a la zona cargados con una sierra tras recorrer una escarpada senda de casi una hora de caminata. Desde el Ayuntamiento de Petrer se condenó este tipo de actos injustificados y se hizo un llamamiento al civismo y al respeto de los parajes naturales. «Esto ha sido una brutalidad y apelamos a la colaboración ciudadana para que se denuncien todos los comportamientos incívicos que se detecten en nuestro entorno medioambiental», señaló el concejal del área, Fernando Díaz.

Desgraciadamente no es un caso aislado. El vandalismo se está extendiendo por las montañas y campos de la comarca. Varios puntos geodésicos situados en las cumbres de las montañas del Alto y Medio Vinalopó han sido destruidos en los últimos años y el área recreativa de la finca Ferrusa de Petrer también ha sufrido numerosos daños. Sobre todo destrucción de mobiliario rústico y elementos de la jardinería. Tiempo atrás el Ayuntamiento también optó por retirar la campana de la ermita de la Inmaculada Concepción, conocida como la ermita de Catí por encontrarse en el paraje natural del Xorret de Catí, porque el tejado estaba lleno de las piedras que se arrojaban para hacer sonar la campana.