Diálogo tras el 23J

Las cartas de negociación del PSOE: financiación, competencias y más poder en el Congreso

Los socialistas confían en que la petición de un referéndum sea “un órdago” de ERC que puedan reconducir y creen que hay espacio para hablar de cesiones “dentro del marco constitucional”

Los presidentes Pedro Sánchez y Perè Aragonés en una reunión en Moncloa en julio de 2022.

Los presidentes Pedro Sánchez y Perè Aragonés en una reunión en Moncloa en julio de 2022. / David Castro

Isabel Morillo

Las negociaciones de grandes empresas suelen comenzar por una carta de intenciones, una especie de memorándum donde se fijan las bases sobre las que debe discurrir, por ejemplo, un acuerdo de compraventa. Ese documento, que suele ir acompañado de una cláusula de confidencialidad, acota el campo de juego. Usando ese símil explica un dirigente socialista que en esa fase muy embrionaria estarían aún las conversaciones ya emprendidas por el PSOE para pactar una investidura de Pedro Sánchez, con Junts y ERC en el primer plano, junto a otras fuerzas como PNV, EH Bildu, Coalición Canaria o BNG.

Los socialistas ofrecen más dinero, más competencias y más poder en el Congreso. Las fuerzas nacionalistas catalanas han dejado claro que eso es papel mojado en boca del presidente de la Generalitat y líder de ERC, Pere Aragonès. Desde el PSOE han abierto juego ofertando una reforma “urgente” del modelo de financiación autonómica, pendiente de revisión desde 2014 y que ha sido un ‘sudoku’ imposible de resolver para el Gobierno en los últimos cinco años. La oferta de condonar deuda a Cataluña ha abierto ya grietas en comunidades del PP como Andalucía, que clama contra “prebendas”, o la Comunidad Valenciana, que alertan de los acuerdos “en el cuarto oscuro del independentismo”, dos de las comunidades más perjudicadas por el modelo en vigor. Socialistas como Javier Lambán, aún presidente en funciones de Aragón, también claman contra “los agravios”.

Voto de silencio

Los socialistas han hecho voto de silencio, convencidos de que cualquier interferencia en las negociaciones puede arruinar un acuerdo que saben de antemano que es muy complicado pero que en ningún caso dan por imposible. “No vamos a decir nada. Ya habla el PP por todos”, ironizan desde el PSOE, dando a entender que su estrategia pasa por el secretismo y por dejar que sea Alberto Núñez Feijóo quien se cueza en las declaraciones públicas de su partido. En cuanto se abra de verdad el diálogo mantener ese sigilo va a ser imposible pero en eso están en Ferraz que dibuja una negociación en dos fases. Una primera con la constitución del Congreso el 17 de agosto que será "la más fácil". Otra, mucho más complicada a partir de entonces y hasta agotar los plazos, "casi tres meses más tarde", donde los nacionalistas de verdad pelearán sus condiciones.

“Hay expectativas, un ideario por parte de los grupos nacionalistas que está ahí y que se encuentra en las antípodas de la concepción de España que tiene el PSOE, pero hay otras fórmulas que se pueden seguir trabajando y es de lo que tenemos que hablar”, señaló la vicesecretaria general de los socialistas, María Jesús Montero, en una entrevista en ‘La Hora de la 1’ de TVE. ¿Cuáles son esas fórmulas? Las cartas de negociación que Pedro Sánchez puede poner sobre la mesa, si cumplen su premisa de no saltarse la Constitución, hablan de una reforma del sistema de financiación, quita de deuda a las comunidades, relajación de las reglas fiscales para las autonomías, una reforma del modelo territorial, que ahonde en la cesión de competencias y recursos, ejecutar reformas judiciales pendientes como la del Tribunal Constitucional y de un acuerdo para que los nacionalistas tengan más sillones en el Congreso de los Diputados. Los socialistas deslizan que no cabe la aministía, como pide Puigdemont, pero sí otras reformas en el campo judicial que pueden ayudar a “aliviar la presión”. En esa carta de intenciones estaría el PSOE.

El centro, Barcelona

"Ahora mismo hay que mirar más a Barcelona que a Madrid", deslizan los socialistas. Ni siquiera desvelan quién está negociando, aunque se sabe del papel protagonista de María Jesús Montero o de Félix Bolaños, ministro de Presidencia, junto a figuras del PSC que podrían estar abriendo los puentes con Junts y ERC. Mientras, voces próximas a Junts fantasean con la idea de una cumbre entre Carles Puigdemont y José Luis Rodríguez Zapatero, otorgando al expresidente un protagonismo tan elevado como ha tenido en la campaña. En el entorno de Zapatero se limitan a asegurar que en estos momentos toca “un perfil bajo”, al menos en lo que se refiere a apariciones en medios de comunicación, y desde el PSOE enfrían expectativas recordando que Puigdemont es "un prófugo de la justicia".

Desde el PSOE lo único que señalan con claridad es que cualquier negociación se hará “dentro del marco constitucional” y que la solicitud del presidente Aragonès de un referéndum de independencia de Cataluña es “un órdago” que enmarcan en los fuegos de artificio antes de entrar de verdad en las negociaciones. En el PSOE confían en poder reconducir esas peticiones, en que "el balón aterrice en el suelo y empiece el partido". Insisten en que ni el referéndum ni la amnistía es posible dentro de la Constitución pero no dan nada por perdido ni explicitan qué pueden ofrecer a cambio.

Alejan una repetición

Dentro de ese carril, señalan los socialistas, hay margen “de sobra” para dar con fórmulas atractivas para que los nacionalistas, que ya han dicho que por ahí no, den la investidura a Sánchez y haya un gobierno de PSOE y Sumar. Los socialistas no quieren ni oír hablar de repetición electoral aunque, de momento, las peticiones de ERC y Junts apuntan a la luna y serían inasumibles. “Esto no ha hecho nada más que empezar”, advierten fuentes socialistas, convencidos de que debe reinar la calma y de que el 17 de agosto, fecha de la Constitución de las Cortes, marcará un primer hito pero no la meta final.

La primera foto fija la arrojará la constitución del Congreso de los Diputados, el próximo 17 de agosto. El PP tendrá mayoría absoluta en el Senado y presidirá la Cámara Alta, lo que obliga al PSOE a hilar aún más fino en el Congreso ante una legislatura que, de salir adelante, será sin duda endiablada y donde necesita tener mayoría en la Mesa del Congreso. Los socialistas no quieren ceder la presidencia pero hay otros ocho sillones en juego, cuatro vicepresidencias y cuatro secretarías, en el principal órgano de la Cámara, para abrir juego, siempre que conserve la mayoría el bloque de la investidura. El PP también está jugando sus cartas en este terreno.

La 'siete y media' del Congreso

El reparto proporcional, sin componendas políticas, daría asiento a PP, PSOE, Vox y Sumar. Pero en esos sillones pueden caber cesiones a los nacionalistas para que tengan más poder y más visibilidad en Madrid. Se abriría un peligroso juego de 'la siete y media', porque no medir bien la cesión de votos a los nacionalistas puede hacer perder sillones en la Mesa. Ya se ha deslizado que el PSOE podría facilitar que Junts y ERC formen grupo propio, felixibilizando las condiciones fijadas en el Reglamento, que abre la puerta a excepciones, o prestando diputados. Aunque en el PSOE, asumen, que no será estará ahí lo más importante de las cesiones a los independentistas catalanes o nacionalistas vascos sí quieren que sea un primer gesto que allane el resto de acuerdos.