Y ahora es momento de la reflexión, ahora que estamos despertando de un mal sueño, ahora que ya no recordamos nada más que a los que se fueron, ahora que ya no hay dudas de cuando se apagó la cruz de la Farmacia…
Nunca antes hubo mayor reconocimiento, por parte de los líderes mundiales, hacia la labor de todos los sanitarios, pero también de forma específica a los farmacéuticos como elementos clave en la solución de continuidad de la atención primaria, de su esencial contribución en la investigación, fabricación y distribución de nuestras vacunas y medicamentos.
Y ahora es momento de la reflexión sobre el valor de uno de nuestros derechos fundamentales: la salud. Porque ahora, nuestra sanidad y todas las profesiones sanitarias tienen ante sí emocionantes retos frente al envejecimiento de la población, con la consecuente cronificación de ciertas patologías. Implicando unas necesidades sanitarias y sociales cada vez mayores, al tiempo que la escasez de ciertos profesionales y la necesaria sostenibilidad económica de los servicios prestados, se hacen cada vez más evidentes.
Nunca antes hubo tanta exigencia de nuestra sociedad en inmediatez, humanización y cercanía física, por lo que la accesibilidad de las farmacias, junto a la confianza en los farmacéuticos es y será un factor clave para el éxito de las futuras estrategias y soluciones.
Por eso, ahora tenemos la obligación de reflexionar juntos, ciudadanos, profesionales y administración, en soluciones de sentido común que faciliten la vida de las personas, porque la seguridad, eficiencia y sostenibilidad percibida no debería inquietar a los pacientes o cuidadores que sólo deberían estar pendientes de cuidarse o cuidar.
Las imprescindibles propuestas que se hagan, como hemos visto en el pasado reciente, se despliegan y consiguen de forma unida, ordenada y coordinada a través de los propios colegios profesionales, para conseguir la máxima eficacia, porque los farmacéuticos siempre están y estarán ahí, al lado de la sociedad.
Unidos por tu salud.
