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Segunda RFEF

Ortiz seguirá al frente del Hércules

►El propietario del club volverá a invertir en un nuevo proyecto el año que viene y se mantiene firme en su idea de no vender la SAD sin garantías legales de cobro ►El empresario mantiene abierta la puerta a socios que aporten capital

Valentín Botella habla con Enrique Ortiz durante la última comparecencia pública del dueño del Hércules. ALEX DOMINGUEZ

Lo único definitivo en el Hércules un día después de consumarse el hundimiento del último proyecto –el octavo seguido desde la caída a Segunda B en 2014– es que no cambiará de propietario. Enrique Ortiz volverá a invertir en el noveno equipo apartado del fútbol profesional que trate de ascender tras cuatro promociones estériles, un descenso impedido sobre la bocina por el coronavirus y otro consumado a la cuarta categoría el pasado curso. 

Por el camino han ardido un número obsceno de jugadores apreciables, un buen puñado de entrenadores y cuatro modelos diferentes, casi antagónicos, de interpretar la dirección deportiva. Todos aplastados por la angustia (y la propensión a la desgracia) que genera la obligación inexcusable de ganar siempre, a todos, en cualquier parte.

La temporada que viene, la de la «celebración» de los cien años de vida de la entidad blanquiazul, arrancará muy lejos de LaLiga y con la obligación de rearmar un vestuario que volverá a tener infinidad de caras nuevas en cada estamento que lo integre. La SAD cambiará de rostros, pero no de manos... casi al 100%.

GARANTÍAS PARA RENUNCIAR

Solo hay una vía para que entre otro dueño: que el interesado llegue con una oferta cuantiosa (por encima de los 35 millones) y la avale con garantías legales de cobro. Además, debe acreditar la solvencia suficiente como para garantizar a largo plazo la existencia del club. El único escenario en el que la familia Ortiz aprobaría librarse de la carga económica que le procura sostener financieramente al Hércules sería este. Cualquier otra fórmula «ingeniosa» en la que el dinero no se vea en primer término, no le vale.

La propiedad insiste en que hasta la fecha no ha recibido ninguna propuesta formal de adquisición de la SAD blanquiazul que reúna estas características y que los escasos acercamientos a este respecto bien han sido sin incluir capital inversor, bien a través de conversaciones informales alrededor de un café de sobremesa, sin documentos, sin explicar de dónde o quién aportará los recursos para asegurar la viabilidad del Hércules con independencia de la categoría en la que compita.

Carmelo del Pozo, entre Enrique Ortiz y Valentín Botella, hace dos semanas, en la sala de prensa del Rico Pérez. ALEX DOMINGUEZ

EL CONTRATO DE DEL POZO

A cada batacazo le sigue un periodo de incertidumbre que, con la acumulación, se va prolongando cada vez más. Lo primero que tiene que decidir Enrique Ortiz es a quién encomienda el noveno intento de lograr un éxito que se resiste con desesperante tozudez. Carmelo del Pozo, arquitecto de las dos últimas plantillas, entre otras tareas, tiene contrato en vigor hasta el 30 de junio. Para que continuara, habría que negociar su renovación. A diferencia del entrenador, Sergio Mora, el responsable de la parcela técnica no ha hecho público su deseo de prorrogar o cerrar su segunda etapa en la entidad. El preparador madrileño confirmó el sábado, tras la eliminación, que no volvería a sentarse en el banquillo del Hércules la próxima campaña.

El 90% del vestuario con ficha profesional tenía garantizada su continuidad el año que viene en caso de ascenso a Primera RFEF. Al no conseguirlo, la mayoría queda desvinculada de manera automática, por lo que se prevé un verano convulso, otro más... La propiedad no tiene tomada una decisión definitiva al respecto del director deportivo. Al técnico segoviano se le reconocen méritos fuera del primer equipo (en su labor paralela de director general), pero los dos cursos sin rédito deportivo pesan demasiado en su contra. De momento no hay fecha para la reunión entre Ortiz y Del Pozo.

CONCURSO DE ACREEDORES

La otra gran batalla se libra en los juzgados. Después de múltiples renegociaciones del convenio con los acreedores reconocidos por el administrador concursal, el Hércules estaría obligado a desembolsar cerca de un millón de euros antes de que expire el plazo el 30 de junio. El club contaba con ello, pero el no ascenso obliga a plantear la posibilidad de un nuevo acuerdo con los impagados para rebajar el importe o fragmentarlo. Las posibilidades de que alguno de los afectados inste a la liquidación de la SAD son pocas, pero esa amenaza siempre está en el aire y tampoco favorece la estabilidad.

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