CE Manresa 0-0 Hércules CF

El Hércules se acomoda en su falta de ambición

Los alicantinos empatan en Manresa después de firmar otra pésima actuación ofensiva y dejan escapar la ocasión de meterse en promoción

Pedro Rojas

Pedro Rojas

Cada vez cuesta más discernir entre la incapacidad y el conformismo, entre el miedo a perder y la probabilidad real de ganar, que apenas existe. El Hércules se ha llenado de voces desiguales, cínicas, egoístas casi siempre, por eso cuesta tanto distinguirlas y diferenciar entre quienes persiguen una meta coral con ahínco y los que se atrincheran en las frases rimbombantes del manual de autoayuda con el que se engañan antes de dormir.

En el fútbol, como en casi todo lo que tiene que ver con esto tan incómodo que es existir, quien no suma, resta. Da igual cómo lo disfraces: si no ayudas, eres un lastre. El Hércules no puede enfrentarse siempre al peor enemigo posible porque no es verdad. Es una mentira que se repite para restar gravedad a la conjugación forzosa del verbo fracasar.

Solo un partido ganado con suficiencia en 27 jornadas. Sin ritmo, sin identidad ofensiva, vulnerables a tiempo completo en defensa. Todavía en construcción, sin hacer, sin cuajar, sin dar con la fórmula, eludiendo responsabilidades, cargándoselas sin disimular al que te pilla más cerca.

Salah dispuso de la mejor opción de marcar a los cuatro minutos de debutar, pero no acertó a rematar a portería

Así es imposible avanzar, salir del foso. El Hércules se ha convertido en un amasijo de intenciones perfumadas que nunca se constatan, que no van a ninguna parte, y si van, jamás es a un destino memorable, generoso, emocionante. Bajo el peso de la presión mueren todas las ambiciones, incluso las de los que se dicen más inmunes cuando pisan por primera vez las grietas del estadio.

Otro empate. Uno más. El mismo de siempre. El undécimo. Sin tirar entre los tres palos, sin poner a prueba la calidad del guardameta, acomplejados, llenos de inseguridades, corriendo a medio gas, presionando de mentira, con los ojos, a distancia, deslavazados, lejos unos de otros incluso en las canchas más pequeñas, sin robar un balón, sin saber quién dárselo ni en los saques de banda, mirando de reojo, aterrados, al lateral por el que saben de sobra que se van a desangrar…

Míchel intenta controlar un balón en el aire después de un bote.

Míchel intenta controlar un balón en el aire después de un bote. / GUS CARRASCO / LOF

Nada. El Hércules de Lolo Escobar vive los encuentros con la misma angustia que su entrenador, por eso le resulta tan fácil acomodarse en la indolencia y firmar tablas, quedarse varado en eso tan extendido del si no puedes ganar, no pierdas, un mantra facilón lleno de fisuras. Los equipos que aspiran a saltar de categoría están obligados a sumar de tres en tres más que de uno en uno. Mucho más. Y para lograrlo solo hay un camino: hacer goles. Dos ha marcado en las últimas siete semanas. La inercia asusta porque resulta desoladora.

Jaume Pascual falló la ocasión más clara del partido a siete minutos del final, en un disparo liberado dentro del área

El Hércules completó tres jugadas en 90 minutos. Las dos primeras al inicio del choque y la tercera al poco de sustituir a Jean Paul por el delantero que subes al autocar para dejar claro al «nueve» que más pagas que es un cero a la izquierda, un bulto, un peso muerto en el asiento, un tipo al que no dejas en casa un sábado y un domingo porque igual te lo agradece.

Ese fue todo el bagaje blanquiazul, su potencial ofensivo, sus argumentos para triunfar. Como no hubo faltas al borde del área, ni siquiera se pudo usar el comodín del tercer capitán. Dos disparos desde fuera del área como resultado de sendas acciones aisladas, individuales, de los únicos que no se esconden, que lo intentan, que se enfadan si las cosas no salen: Alvarito y Jean Paul.

Dirección equivocada

A los dos se les marchó desviado el tiro y convirtieron la estirada del guardameta en ornamento, en rutina gremial. El tercer intento, ni siquiera puede tomarse como un lanzamiento intencionado. Salah, que llevaba cuatro minutos sobre la moqueta del Congost, que debutó con el primer equipo tras el descanso, no pudo darle dirección al centro-chut del extremo madrileño. El cuero golpeó la bota del delantero del filial y no al revés, así que se marchó por la línea de fondo sin que el portero tuviera que intervenir.

Pobre balance. Escaso. Cicatero, tanto que se ajusta a ese otro axioma deleznable del «metemos una y para casa» que rara vez sale bien y, además, es imposible de entrenar. Eso únicamente les funciona con regularidad a los equipos ultradefensivos con jugadores muy caros en ataque que no viajan de comparsa en los desplazamientos.

Jean Paul se juega el tobillo para intentar controlar un balón que intenta despejar el portero del Manresa Óscar Pulido.

Jean Paul se juega el tobillo para intentar controlar un balón que intenta despejar el portero del Manresa Óscar Pulido. / GUS CARRASCO / LOF

El Hércules no tiene ni lo uno ni lo otro. Contiene a duras penas y su segundo máximo goleador es un central, por eso empata y pierde más que gana, y por eso está a años luz de los tres primeros en su segundo año en la cuarta categoría nacional. Al Manresa no le fue mucho mejor, pero es que el cuadro catalán está construido para no bajar, por eso ha costado tan poco y por eso entrena por la tarde, para que algunos de sus integrantes puedan ir a sus trabajos.

Aun así, el bloque de Ferran Costa dispuso de tres buenas acciones, dos se toparon con Carlos Abad, el más rentable del plantel. Noah Baffoe, a los 6 minutos; Dani Reina, en el último tramo; y Jaume Pascual, disparando a puerta desde dentro del área casi al final, sin defensor, libre de marca, pudieron dejar el triunfo en casa. Por suerte, la rosca no se cerró bien.

El reparto de puntos quizá fuese lo más justo en una mañana sin confeti, apática, con la superficie áspera, seca por el viento, y solo un técnico encontrando soluciones y mejorando el rendimiento de los suyos en la segunda parte, el que no se apellidaba Escobar.

Toscano busca el disparo a portería desde uno de los laterales del campo de Congost, en Manresa.

Toscano busca el disparo a portería desde uno de los laterales del campo de Congost, en Manresa. / GUS CARRASCO / LOF

FICHA TÉCNICA

MANRESA: Óscar Pulido, Gerard Puigoriol, Moha Djitte, Álex Sánchez (Dani Reina, 62’), Joel Priego, Jaume Pascual, Aschalew Sanmartí, Iglesias (Erik Rafael, 72’), Toni Larrosa (Darbra, 62’), Toni Peris (Marc Martínez, 62’) y Noah Baffoe.

HÉRCULES: Carlos Abad, Víctor Eimil (Sandro Toscano, 45’), Roger Riera, Mario Gómez, Retuerta, Maxi Ribero, Alvarito, Raúl Ruiz, Artiles, Míchel (Luque Jr, 75’) y Jean Paul (‘Salah’, 45’).

ÁRBITRO: Roberto Gonzalo Sánchez (Guadalajara). Tarjetas Amarillas: para Toni Larrosa, del Manresa, y para Jean Paul, ‘Salah’, Retuerta y Raúl Ruiz, del Hércules.

INCIDENCIAS: partido de la jornada 27 en el Grupo 3 de Segunda RFEF disputado ayer en el Estadi Municipal Congost con 900 espectadores en la grada.

Clasificación: El Hércules adelanta un puesto, ahora es octavo, pero sigue a un punto del Formentera, que delimita la zona de promoción, y continúa empatado con Terrasa y Manresa, sexto y séptimo respectivamente, con 38 puntos los tres.