Artículos

Síncope

Dra. Patricia Pozo Rosich

Dra. Carmen Durán Torralba, Especialista del Servicio de Cardiología y responsable de la Unidad de Síncope del Hospital Quirónsalud Córdoba

¿Qué es el síncope?

Podemos definirlo como una pérdida transitoria de conciencia que se debe a una hipoperfusión cerebral transitoria. Y esa pérdida de conciencia se caracteriza por tener un inicio rápido, una duración corta y una recuperación espontánea completa.

¿Por qué se produce? ¿Cuáles son los factores que pueden desencadenar un episodio?

El síncope comparte muchas características clínicas con otros trastornos, por lo que con frecuencia está presente en numerosos diagnósticos diferenciales dentro de lo que denominamos “pérdidas transitorias de conciencia”, conocidas con la abreviatura PTC. Los dos grupos más importantes de PTC son el causado por traumatismo craneal y el no traumático. En el grupo de causa no traumática, podemos diferenciar tres grupos definidos por su fisiopatología: en el caso del síncope, el criterio que lo cualifica es la hipoperfusión cerebral; para los ataques epilépticos, es una actividad cerebral excesivamente anormal y los psicogénicos la conversión psicológica.

Centrándonos en el síncope, podemos a su vez diferenciar tres grandes subgrupos: el síncope reflejo o neuromediado que puede tener un componente situacional o vasovagal; el síncope por hipotensión ortoestática que, a su vez, puede tener varios desencadenantes como es la depleción de volumen, la acción de algunos fármacos y disfunciones disautonómicas (neurológicas) de causa primaria o secundaria; y finalmente, el tercer grupo que es el síncope de origen cardíaco donde los trastornos del ritmo o la cardiopatía estructural juegan un papel determinante.

¿Cuáles son los factores que más proclives a padecerla? ¿Se sabe por qué hay más mujeres afectadas que hombres?

La incidencia de síncope aumenta considerablemente con la edad y se atribuye a múltiples causas especialmente a la suma de comorbilidades y al uso concomitante de fármacos. En todo caso, la causa más común de síncope en todos los grupos de edad suele ser la vasovagal, si bien las causas cardiovasculares se vuelven más comunes con el aumento de la misma. Es cierto que, en el grupo de menor edad, hay un mayor predominio de mujeres, donde la hipotensión juega un papel predominante y puede venir desencadenado por varios factores, donde dos de ellos están más vinculados a las mujeres. Entre las causas de la hipotensión están factores genéticos: concretamente, la hipotensión es más habitual en las mujeres y personas delgadas y la anemia que en algunos casos puede producirse por la menstruación, las puede hacer más propensas a tener hipotensión.

¿Existen síntomas o señales que puedan ponernos sobre aviso?

Existen unos síntomas en la evaluación inicial, que nos pueden indicar si estamos delante de un síncope de alto riesgo o no. Esos síntomas de alto riesgo son: que el síncope vaya precedido de dolor torácico, palpitaciones rápidas, sensación de falta de aire, dolor abdominal o cefalea; síncope durante el esfuerzo o en supinación y si el paciente tiene enfermedad cardíaca previa conocida, sobre todo cardiopatía isquémica, miocardiopatía hipertrófica o disfunción ventricular.

¿Es posible prevenir que se produzcan? ¿Cuáles son sus recomendaciones?

Es fundamental para evitar que se vuelvan a producir, identificar la causa del síncope. Los pacientes con síncopes de alto riesgo requieren de una atención urgente y de ingreso hospitalario para realizar el diagnóstico correcto y así indicar el tratamiento adecuado.

En el caso de los síncopes de bajo riesgo o, mejor dicho, de aquellos que no cumplen criterios de alto riesgo, las unidades de síncope están adquiriendo una relevancia cada vez mayor. En nuestro hospital, donde disponemos de Unidad de Síncope, ofrecemos una atención multidisciplinar, donde se aborda al paciente de manera coordinada entre Urgencias, Medicina Interna, Neurología y Cardiología y se trabaja en conjunto para llegar al diagnóstico de la causa etiológica del síncope.

Cuando se diagnóstica síncope neuromediado, sí existen unas recomendaciones específicas para evitar que se repita. El mantener una hidratación adecuada, evitar estancias prolongadas de pie, cambios bruscos de temperatura, evitar el estrés, excitantes como alcohol y tabaco, así como el reconocimiento precoz de los síntomas que preceden a la pérdida de conciencia (sensación de calor ascendente, pitido de oídos, sensación de visión borrosa...) pueden ayudar a que el paciente se tumbe, elevando las piernas y así evitar la pérdida de conciencia. También la realización de maniobras de contrapresión, pueden ayudar a evitar el síncope.

Suelen causar alarma y preocupación, pero ¿cuál es o puede ser la gravedad del síncope?

La gravedad del sincope está determinada por dos tipos de riesgo: el “riesgo causal”, que depende del riesgo de la enfermedad subyacente y el “riesgo consiguiente”, provocado por el impacto que el síncope tiene en la vida del paciente.

En cuanto al riesgo causal, el síncope de origen cardíaco se asocia con alta morbilidad y considerable mortalidad, por lo que cualquier síncope debido a una causa cardíaca probada se clasifica como síncope grave. Descartar la presencia de cardiopatía estructural es fundamental, ya que es el factor de riesgo más importante de muerte súbita cardíaca y de mortalidad total de los pacientes con síncope.

Los pacientes jóvenes, en los que se ha descartado enfermedad estructural o eléctrica, tienen un pronóstico excelente. En este caso lo que define la gravedad es el impacto en su calidad de vida: debido a traumatismo físico, interrupción de la escolarización o actividad laboral y en la conducción.

¿Cuándo es necesario acudir a urgencias?

Ante un episodio sincopal, es importante una valoración en urgencias para estratificar el riesgo. A través de la historia clínica dirigida, una exploración física adecuada y la realización de un electrocardiograma, pueden definir si el paciente ha tenido un síncope de alto riesgo o no y actuar en consecuencia.

¿Cómo se diagnostica?

Como he comentado anteriormente, la historia clínica con una anamnesis dirigida, si se realiza adecuadamente, es una herramienta diagnóstica excelente. Al acompañarlo de una exploración física y un electrocardiograma son suficientes para orientar al diagnóstico inicial.

Ante la sospecha de un sincope de origen cardiogénico, descartar la presencia de cardiopatía estructural es mandatorio mediante la realización de un ecocardiograma. Si la sospecha es de sincope arrítmico, los sistemas de monitorización electrocardiográfica como son el Holter o sistemas de monitorización más prolongadas como son los Holter insertables, puede contribuir al diagnóstico.

En el caso de sincopes de repetición o de causa no definida, la realización del masaje del seno carotídeo y la prueba de mesa basculante puede permitir identificar los síncopes de origen neuromediado.

¿Cómo se trata el síncope?

El tratamiento es variable, dependiendo de la causa que lo origina. En el caso de síncopes por bradicardia estaría indicada la estimulación permanente mediante el implante de marcapasos. Si la causa en una taquiarritmia, establecer un tratamiento farmacológico específico, incluso la realización de un estudio electrofisiológico puede ser necesario. Los pacientes con miocardiopatía hipertrófica o disfunción ventricular pueden llegar a precisar de un implante de desfibrilador.

En el caso de los síncopes neuromediados, que son los más frecuentes, con las recomendaciones generales, suele ser suficiente para evitar las recurrencias. La prueba de la mesa basculante permite identificar, dentro de este grupo, a pacientes con respuesta cardioinhibitoria donde procedimientos más novedosos como la cardioneuroablación o el implante de marcapasos, podrían contribuir a evitar la recurrencia del sincope.