Campaña de desinformación rusa

Francia denuncia una campaña de propaganda rusa que falsificaba páginas ministeriales y de grandes medios

A finales del año pasado, medios y oenegés alemanas ya habían denunciado una campaña de desinformación rusa muy parecida en el país teutón

Emmanuel Macron, en el Louvre.

Emmanuel Macron, en el Louvre. / EFE

Enric Bonet

Una de las campañas de propaganda rusa más relevantes desde que empezó la guerra de Ucrania. El Gobierno francés ha denunciado esta semana la falsificación de páginas ministeriales y de grandes medios para difundir informaciones falsas (o con un sesgo evidente) que favorezcan el relato de Moscú sobre el conflicto. “Las autoridades francesas han puesto en evidencia la existencia de una campaña digital de manipulación de la información contra Francia, en que están implicados actores rusos. Entidades estatales o afiliadas al Estado ruso participaron en ella expandiendo falsas informaciones”, indicó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Esta trama ha recibido el nombre de “Doppelgänger”, que significa “doble” en alemán. Consistía en hacer circular imitaciones de páginas ministeriales o de diarios como Le MondeLe Figaro o Le Parisien, cuyo contenido pretendía manipular la visión sobre el conflicto de la sociedad francesa. Un ejemplo paradigmático de su funcionamiento es un comunicado en una página que resulta un calco bastante fidedigno de la del Ministerio de Asuntos Exteriores. En él aparecía una fake news sobre la creación de una tasa del 1,5% en cada transacción financiera para pagar el apoyo militar a Ucrania. 

Imitaciones de páginas ministeriales y de grandes medios

El mismo modus operandi se aplicó con imitaciones falsas de las páginas de grandes medios galos. Difundían en ellas informaciones propagandísticas sobre una visita a Kiev del ministro de Defensa francés, sobre cómo las sanciones a Rusia están arruinando la economía alemana o con críticas muy duras contra el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Este tipo de publicaciones circuló durante meses en redes sociales, como Facebook o Telegram. Según la plataforma de Mark Zuckerberg, estos contenidos acumularon hasta tres millones de visitas y detrás de ellos están dos empresas rusas: Struktura y la Agencia de diseño social, que colaboran básicamente con organismos públicos, como el Ministerio del Interior ruso o la Duma (la cámara baja).

Además de una quincena de páginas en Facebook, la trama también creó su propio medio: una página web llamada “Reliable Recent News”. Publica en ella en varios idiomas noticias falsas o sesgadas sobre el conflicto. Incluso dio una entrevista a ese medio el eurodiputado prorruso Thierry Mariani, un exministro de Nicolas Sarkozy y que actualmente forma parte de la ultraderechista Reagrupación Nacional de Marine Le Pen. También pertenece a esa red una falsa oenegé, llamada “Fact Matter”, que básicamente denuncia las vulneraciones de la vida privada por parte de gigantes tecnológicos estadounidenses.

A finales del año pasado, medios y oenegés alemanas ya habían denunciado una campaña de desinformación rusa muy parecida en el país teutón. Representó “la más grande y más compleja operación (de desinformación) rusa desde el inicio de la guerra de Ucrania”, aseguró entonces Meta, la empresa matriz de Facebook, que suprimió entre 1.600 y 1.700 cuentas prorrusas.

Fracaso de la propaganda rusa

Como en la mayoría de las guerras, la información es uno de los terrenos predilectos del conflicto en Ucrania. La Rusia de Vladimir Putin hace un uso intensivo de la propaganda, pero la Ucrania de Volodimir Zelenski también recurre a ella. Según un estudio de la universidad australiana de Adelaida, poco sospechosa de ser prorrusa, entre el 60% y el 80% de los mensajes difundidos en Twitter sobre el conflicto durante las primeras semanas posteriores a la invasión rusa fueron elaborados por bots. Y la mayoría de estos mensajes difundidos con cuentas falsas defendían una visión proucraniana.

Pese al uso intensivo de la propaganda, esta no ha resultado decisiva en el conflicto. “En Ucrania, los rusos quisieron esquivar la lucha armada, pero esto resultó un fracaso total”, explica en una entrevista en Le Figaro el investigador Dimitri Minic, autor del libro Pensée et culture stratégiques russes, du contournement de la lutte armée à la guerre en Ukraine, sobre la tesis de que inicialmente la invasión rusa pretendía ser una demostración limitada de fuerza militar que provocara un cambio de gobierno en Kiev u obligara a Zelenski a negociar. 

La propaganda ucraniana y las sanciones económicas occidentales tampoco han tenido, de momento, una gran incidencia en la visión de la sociedad rusa sobre la guerra. Su desenlace depende, sobre todo, de los combates en el sur y el este de Ucrania, cuya intensidad se ha acentuado tras el inicio de la contraofensiva ucraniana.