La empresa a la que la Filà Berberiscos había encargado las carrozas para emplearlas en el desfile en el que ostentaba la capitanía mora, el sábado pasado, negó ayer cualquier responsabilidad en relación con el estado que las plataformas presentaban en el momento del desfile, que ocasionaron que incluso el capitán Marcos Fuster se negara a subirse a la suya y optara por hacer el recorrido a pie.

Uno de los dos socios de la empresa, Marcos Vicente, aseguró ayer que "lo dimos todo" para tener las carrozas a punto. Y añadió que si finalmente no fue así fue por causas no imputables a ellos. Y es que el empresario apuntó que durante la noche del viernes al sábado y toda la mañana de éste estuvo lloviendo en Calp, y pese a que se requirió reiteradamente a la Filà para ello, no se les proporcionó un espacio a cubierto donde poder montar.

De hecho, señaló, la empresa destinó a diez personas para realizar el trabajo pese a la lluvia, que estuvieron montando las estructuras "durante toda la noche y la mañana". Hasta el punto, dijo, que se pudo acabar el trabajo.

Sin embargo, el estado que presentaban las carrozas a la hora del desfile, señaló Vicente, se debía a que al estar empapados los materiales, todo el ornamento caía por su propio peso. "Conforme atornillábamos los pórticos, las palmeras o los arcos, se iban cayendo". El empresario insistió en que los operarios hicieron "lo imposible". Es más, "entiendo que en la Filà estén cabreados, por la importancia que tenía para ellos, pero a nosotros también nos ha perjudicado mucho esto". Sobre si la empresa devolverá o no lo cobrado a la Filà, Vicente señaló que hay poco que devolver: "de 10.500 euros, sólo nos habían pagado 1.500, cuando normalmente cobramos el 50% por adelantado".