La alcaldesa de Calp amenaza con no dejar títere con cabeza

Ana Sala (PP) aparta de la junta de gobierno a Pilar Cabrera, uno de los puntales de la legislatura y ahora presidenta local de los populares

La alcaldesa de Calp, Ana Sala, que ha presentado su dimisión como presidenta local del PP.

La alcaldesa de Calp, Ana Sala, que ha presentado su dimisión como presidenta local del PP. / David Revenga

A.P.F.

A este paso no va a quedar ni el apuntador. La alcaldesa de Calp, Ana Sala, sigue sin superar el berrinche de que su partido, el PP, se haya decidido por César Sánchez como candidato y la haya dejado a ella en la cuneta. Y lo paga con sus concejales. Era natural que los ediles populares, que consideran un referente al exalcalde y ahora diputado en el Congreso César Sánchez (todos, incluida la munícipe, han llegado a la política de su mano), más pronto que tarde se alinearan con el nuevo alcaldable. Para Ana Sala ha sido una terrible traición. Imperdonable. Se ha quedado sola. Y más que se va a quedar si sigue zurrándole a sus propios concejales.

La última que ha sufrido la cólera de la alcaldesa ha sido la concejala de Cultura, Educación y Dinamización del Casco Antiguo, Pilar Cabrera. Ha sido uno de los grandes puntales del gobierno local. El viernes, en una volcánica junta de gobierno, Ana Sala tuvo un encontronazo con ella. Decidió apartarla de la junta. No la ha destituido todavía de sus delegaciones. Ya hace semanas que se intuye que la alcaldesa tiene sentenciada a esta concejala, que, para colmo, la ha sustituido como presidenta local del PP. En un pleno de hace semanas, la dejó con la palabra en la boca. No le dio el turno cuando Cabrera pidió intervenir.

Es evidente que Pilar Cabrera va a jugar un papel importante en la campaña de César Sánchez. Irá de las primeras de la candidatura. Experimentada y dialogante, es un perfil que encaja de maravilla en el proyecto del nuevo candidato.

La alcaldesa amenaza con no dejar títere con cabeza. Primero fulminó a Domingo Sánchez y Hilde Backaert. Les retiró todas las concejalías. Luego destituyó de cargo de confianza a Carol Sanders. Y ahora es Pilar Cabrera la que está en la cuerda floja.

Ana Sala había logrado atemperar su carácter. Se le había reprochado el ser demasiado impulsiva. La espontaneidad es una virtud, pero ella iba un paso más allá y pecaba de irreflexiva. Se lo había corregido. Ahora está malbaratando ese ejercicio de contención. Sigue sin digerir que el PP la dejara tirada cuando ella se veía más fuerte y preparada que nunca para volver a ser alcaldesa.