INFORME ISCIII

La mortalidad de las olas de calor depende de los factores sociales y de salud, no sólo de la temperatura

El estudio 'Determinación de umbrales de mortalidad por ola de calor según regiones isoclimáticas en España' refleja que el peligro de las olas de calor varía según el nivel de renta o las infraestructuras urbanas, entre otras características

Personas refrescándose durante una ola de calor.

Personas refrescándose durante una ola de calor. / Agencias

Ana Ayuso

El impacto que las olas de calor tienen sobre la salud de la población no viene sólo determinado por las temperaturas máximas diarias, sino que varía también en relación a numerosos factores que van más allá de la intensidad de estos fenómenos. Esto depende de las diferentes concepciones del término ola de calor que se tienen en el ámbito meteorológico frente al de la salud.

De acuerdo con un estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), Determinación de umbrales de mortalidad por ola de calor según regiones isoclimáticas en España, las olas de calor se enfocan en el punto de vista de la salud desde su posible impacto en la mortalidad, mientras que, desde el nivel meteorológico, se centran en percentiles de temperatura, duración e intensidad. Este trabajo muestra que en más de la mitad de los casos, en concreto en el 52,6 % de los mismos, el percentil de la serie de las temperaturas máximas de los meses de verano está por debajo del percentil 95, el que corresponde a la definición de ola de calor desde un punto de vista meteorológico.

"Utilizar este percentil significaría no activar el Plan de Prevención ante olas de calor cuando es necesario en más de la mitad de las zonas isoclimáticas (ZI) de España, con el consiguiente impacto en la mortalidad que podría evitarse al activar dicho Plan de Prevención", concluyen los investigadores que han realizado el estudio. Por otro lado, para las regiones con percentiles superiores al 95, poner en marcha esos mecanismos precautorios supondría "activarlos cuando no es necesario".

El trabajo, realizado en la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano de la Escuela Nacional de Sanidad del ISCIII, y cuyos autores son Cristina Linares, Julio Díaz, José Antonio López-Bueno y Miguel Ángel Navas-Martín, expone que los factores que contribuyen a que una ola de calor sea más o menos mortal, siempre en términos de salud, son igualmente las temperaturas registradas y su intensidad, pero también otras cuestiones como las características demográficas de la población, el nivel de renta, los aspectos socioeconómicos, la vulnerabilidad social, la calidad de la vivienda, las infraestructuras urbanas y la existencia o no de zonas verdes, entre otras.

Como ya recalcaba la semana pasada la ministra de Sanidad, Mónica García, durante la presentación del Observatorio de Salud y Cambio Climático, esta crisis "perjudica seriamente la salud, pero no lo hace igual para todos", sino que afecta especialmente a grupos vulnerables, como ancianos, embarazadas, niños, personas con discapacidad o de rentas bajas. "Reducir las desigualdades para ofrecer vidas mejores con más años de vida", indicó entonces García.

Factores locales

El estudio sostiene que la heterogeneidad en el comportamiento, tanto de los percentiles a los que corresponden las temperaturas de ola de calor en salud como su diferente evolución temporal, es fruto de la incidencia que en la mortalidad tiene los factores locales. Este claro efecto de los factores locales, indican los autores, hace necesario utilizar una escala inferior a la provincial para la activación de los planes de prevención ante altas temperaturas.

Este aspecto podría redundar en una disminución de la mortalidad atribuible a las olas de calor y en el descenso del número de alertas que se activen cada año como consecuencia de las altas temperaturas en España

El trabajo concluye que la temperatura a partir de la cual se define una ola de calor desde el punto de vista de la salud no debería basarse únicamente en un percentil fijo para todos los lugares de un ámbito geográfico. Plantea, por tanto, que se construya una definición de ola de calor en salud que incluya todos los factores de vulnerabilidad, con el objetivo de que suponga un apoyo importante en la determinación y activación de planes de prevención asociados a altas temperaturas.