Investigación

Las montañas que se erosionan rápidamente pueden llegar a emitir CO2

Las cordilleras de bajo relieve y poco desgaste, en cambio, son más eficientes para capturar dióxido de carbono, según un estudio

Las montañas más altas pueden emitir CO2 en vez de capturarlo

Las montañas más altas pueden emitir CO2 en vez de capturarlo / Agencias

Joan Lluís Ferrer

Joan Lluís Ferrer

La temperatura global depende también de la velocidad e intensidad a que se erosionan las montañas. Así lo pone de manifiesto un estudio científico, que desvela que aquellas cordilleras más suaves y con menor tasa de erosión son más eficientes a la hora de capturar CO2 de la atmósfera. En cambio, las montañas más altas y que se desgastan más rápido, no solo son más ineficientes en esa labor, sino que incluso pueden liberar ese gas de efecto invernadero.

Durante muchos cientos de millones de años, la temperatura media en la superficie de la Tierra ha variado no mucho más allá de los 20° Celsius, lo que ha facilitado la vida en nuestro planeta. Para mantener temperaturas tan estables, la Tierra debe tener un "termostato" que regule la concentración de dióxido de carbono atmosférico, lo que influye en la temperatura global.

La erosión de las rocas es parte importante de este "termostato". Un equipo dirigido por el geólogo de la Universidad de Munich (Alemania) Aaron Bufe y Niels Hovius, del Centro Alemán de Investigación de Geociencias, ha analizado la influencia de estos procesos de erosión sobre la cantidad de carbono que hay en la atmósfera.

La erosión de las rocas influye en la temperatura global

La erosión de las rocas influye en la temperatura global / Pinterest

El resultado de su investigación ha constituido una sorpresa: la captura de CO2 debida a la erosión es mayor en aquellas cadenas montañosas de bajo relieve y con tasas de erosión moderadas que en aquellas donde ese desgaste es más rápido. En ese caso, incluso puede emitirse dióxido de carbono.

La meteorización se produce cuando la roca se expone al agua y al viento. "Cuando los silicatos se meteorizan, el carbono se elimina de la atmósfera y posteriormente se precipita en forma de carbonato cálcico. En cambio, la meteorización de otras fases -como los carbonatos y sulfuros o el carbono orgánico contenido en las rocas- libera CO2. Estas reacciones suelen ser mucho más rápidas que la meteorización de los silicatos", explica Hovius.

"Como consecuencia, el impacto de la construcción de montañas en el ciclo del carbono es complejo".

Para abordar esta complejidad, los investigadores utilizaron un modelo para analizar los flujos de meteorización de sulfuros, carbonatos y silicatos en varias regiones de estudio específicas, como Taiwán y Nueva Zelanda, que presentan grandes tasas de erosión.

Captura desigual de CO2

La modelización posterior demostró que la relación entre la erosión y los flujos de CO2 no es lineal, sino que la captura de CO2 de la meteorización alcanza su punto máximo a una tasa de erosión de aproximadamente 0,1 milímetros por año. Cuando las tasas son inferiores o superiores, se captura menos CO2 e incluso puede liberarse CO2 a la atmósfera.

Paisaje de montañas de relieve suave

Paisaje de montañas de relieve suave / Pxhere

"Las altas tasas de erosión, como en Taiwán o el Himalaya, hacen que la erosión se convierta en una fuente de CO2, porque la erosión de los silicatos deja de aumentar en algún momento, mientras que la erosión de los carbonatos y sulfuros aumenta aún más", explica Bufe.

En paisajes con tasas de erosión moderadas, de alrededor de 0,1 milímetros por año, los carbonatos y sulfuros que se erosionan rápidamente se agotan en gran medida, mientras que los minerales de silicato son abundantes y se meteorizan de manera eficiente.

Cuando la erosión es incluso inferior a 0,1 milímetros por año, sólo unos pocos minerales quedan expuestos a la intemperie. Por lo tanto, los mayores sumideros de CO2 son las cadenas montañosas de bajo relieve, como la Selva Negra o la Cordillera de la Costa de Oregón, donde las tasas de erosión se acercan al óptimo.

Por tanto, "en escalas de tiempo geológicas, la temperatura a la que se ajusta el 'termostato' de la Tierra depende en gran medida de la distribución global de las tasas de erosión", dice Bufe.

Para comprender con mayor detalle los efectos de la erosión en el sistema climático de la Tierra, Bufe cree que los estudios futuros deberían considerar además los sumideros de carbono orgánico y la erosión en las llanuras aluviales.

Estudio de referencia: https://www.science.org/doi/10.1126/science.adk0957

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