La ficción en abierto tiene los días contados. Me refiero a la ficción nacional y me baso en los datos de audiencia. Durante el año pasado todas las series que ha lanzado TVE, sin publicidad, muy bien arropadas publicitariamente, y respetando sus horarios de emisión desde el primer hasta el último episodio, han estado por debajo del 7%. Se trata de cinco series: Leonardo (7,2%), La caza: Tramuntana (6,8%), Ana Tramel. El juego (7,2%), la cuarta temporada de Estoy Vivo (5,9%) y la segunda de HIT (7,6%).
En el caso de Atresmedia, los datos son más satisfactorios (El Nudo (8,5%), Benidorm (8.5%), Los hombres de Paco (8.3%) y La cocinera de Castamar (11.8%) que en su emisión a la carta subió mucho más), pero tengamos en cuenta que cuando se emitieron en Antena 3, todas estas series estuvieron varios puntos por debajo de la media de la cuota de pantalla de la cadena, que oscila en torno a un 13%.
En Telecinco han tomado la opción de desterrar las series de producción propia de la parrilla del prime time. Cuando lo intentaron, tanto en el caso de Madres como en el de Señoras del (H)ampa, vistos los resultados, rápidamente las trasladaron a la parrilla de Cuatro y en horario de madrugada. Y en el caso de El pueblo, constatamos que la cuota de pantalla de un 7,8% se queda prácticamente en la mitad de la media de la cadena.
¿Qué va a ocurrir en el futuro inmediato? Por de pronto, en Antena 3 encontraron un filón en las series turcas. Pero una vez que ha estallado la burbuja de la ficción en abierto, queda otro interrogante más interesante: ¿cuánto tiempo de gloria le queda al bum de las series nacionales en las plataformas?
