El 20 de diciembre a las 12.40 horas ya van 71 mujeres asesinadas en lo que va del año, unas cuantas más que en 2009; esta estadística hoy mismo posiblemente cambie. El asesinato de mujeres por sus parejas o ex parejas ¡es tan habitual! y no sólo en España. Y hay efectos colaterales, 20 niñas y niños también han sido asesinados, y en cuanto a los menores damnificados son muchos más. Estos crímenes que se siguen cometiendo a pesar de la leyes, la actuación policial, de los jueces (hay decisiones judiciales incomprensibles), de los servicios sociales, de las asociaciones, etcétera, deben tener raíces muy profundas, se puede pensar que la creencia de que la mujer es propiedad de su hombre es casi una segunda naturaleza, al margen de las religiones, las ideologías, de tal o cual cultura. El machismo actúa como si se tratara de algo inherente a la condición de hombre. ¿Será genético?

Se puede intuir que actualmente hay más machismo, en todo caso más agresivo, porque está cuestionado, ha perdido apoyo, aunque sabe que aún goza de justificación social aunque se disimule por aquello de lo políticamente correcto. Además, muchas mujeres no se resignan, haciendo un gran esfuerzo se animan a denunciar, a huir a una casa de acogida con los niños, algo que sus madres y abuelas ni pensarlo.

El maltratador contaba con la complicidad de sus padres, hermanos, de su propia familia, con malicia lograba aislar a la víctima, conseguía su silencio. Indefensa, pasaban los días, los años y a veces, afortunadamente, el maltratador moría, y viuda, lloraba, se vestía de luto. Muchas de esas lágrimas eran sinceras, porque a pesar de todo querían a ese hombre que las violaba, las golpeaba, las humillaba. No hay democracia, libertad, mientras exista el machismo, se trata de un desafío dramático, que cuestiona eso que se llama la condición humana.

Hay que asumir que lo humano no es sinónimo de amor al prójimo, de solidaridad, de generosidad. En lo humano hay un lado siniestro, y es difícil controlarlo, decidirse a reprimirlo. No somos naturalmente buenos, y eso desde que se constituyó la especie. Esta especie que pone en peligro la vida en el planeta, que diariamente lo destruye, es también su peor enemigo. Y está demás recordar que millones de personas en el mundo mueren de hambre y no es capaz de evitarlo, pudiendo hacerlo. La historia de la humanidad es de terror, los aspectos más inteligentes, amables, apenas sobreviven entre tanta violencia. El hombre es el enemigo del hombre.

Nuestros primos, no tan lejanos en el parentesco, ya inventaron lo del macho dominante, implacable inclusive con los machos más jóvenes o más débiles. Cuando Freud escribe lo de matar al padre, en este caso no es simbólico, el problema es que el que mata repite la historia. Algunas arañas matan al macho después de la cópula, y se lo comen.

* Firman también este artículo Diana Andreea Sumánaru, coordinadora programas asociación AFAS y Gheorghe Bunea, coordinador programas inmigración.