Imaginemos el desierto más próximo, las montañas áridas de Almería, un escenario apropiado para un largometraje al que el gran maestro del teatro del absurdo Samuel Becket, no podría resistirse a dirigir. Por tener, están todos los actores, y muy bien preparados, os lo aseguro. De esta manera enmarcaríamos la película protagonizada por todos los eslabones de la cadena, desde el productor citrícola, comercios, cooperativas, administraciones y consumidores, pero con un final bien distinto según los protagonistas fueran unos u otros.

El sector citrícola es un sector como una de esas ciudades sin ley aparecidas a lo largo de la historia en la gran pantalla. Tenemos el sheriff, que es la Administración y que no revisa ni regula las actuaciones de los distintos operadores; un sector comercial, que, como en las películas, se enfrentan unos a otros como si se tratara de un duelo para competir por el mismo producto, en el mismo mercado, en las mismas épocas del año y con los mismos clientesÉ Y, con cara de estupefacción, al otro lado del escenario, sin tener posibilidad de defendernos, sin tanta artimaña ni vehemencia, estamos los productores, compuestos y sin pistolas.

Ya está bien de que nos tomen el pelo. No es posible que siendo el citrícola un sector en nuestro territorio que tiene el 60% de la producción estatal y que, además, tengamos prácticamente el mercado europeo, no seamos capaces de establecer unas reglas de juego donde todos ganemos.

Hay que recordar, por supuesto que esta situación la arrastramos desde hace ya demasiados años, aunque en los últimos tiempos se ha ido degradando de tal manera que nos encontramos ante un sector sin regulación de precios, sin transparencia en la formación de los precios, sin un contrato que garantice la defensa jurídica ante los abusos de algún comercio privado, con una distribución que tiene toda la capacidad negociadora porque tiene una posición de dominio en los mercados y sin que el Tribunal de la Competencia haga nada, salvo emitir informes defendiendo a los poderosos y, para más inri, con una falta de inspección en los supermercados que clama al cielo.

Con todo, tenemos muy claro que defenderemos nuestra postura, que nos manifestaremos, protestaremos ante todos los estamentos porque para los productores es imprescindible llegar a un pacto que solucione los problemas que tenemos. Iremos a por todas, empezando dentro de poco ante aquellas empresas especializadas en las ofertas de descuento y que tienen capital alemán, cuyas estrategias nos hacen mucho daño. ContinuaráÉ