Si entendemos que se ha acabado el aznarismo, el zaplanismo, el campismo y el ripollismo, en Orihuela sólo nos queda saber si se ha acabado el lorentismo y, lo que es más importante, si Lorente será capaz o no de sobrevivir a Lorente. Es decir, si la que fue alcaldesa durante los últimos cuatro años tiene interés o no de volver a coger la rienda de un Ayuntamiento que tiene más que olvidado y a las pruebas nos remitimos. Ni mucha de su propia gente del Partido Popular entiende desde hace semanas lo que está ocurriendo y la, digamos, frivolidad con la que está digiriendo una situación que como se dice le han puesto "a huevo" los que gobiernan su ciudad. No haber salido al paso de la última metedura de pata del equipo de gobierno del "tripartito", que ha dado una nueva vuelta de tuerca a la cosa de la costa al cargarse de un plumazo la figura del concejal delegado y repartir competencias entre varios con la promesas de que acudirán semanalmente allí a atender problemas, no es más que otra excusa que le dan a Bob Houliston para decir: "¿Véis como yo tenía razón?".

Monserrate Guillén, quien dicen es la única persona que a día de hoy mantiene una cercana relación con el concejal inglés que se ha marchado del equipo de gobierno, sabe más que nadie y por eso no se entiende cómo va a obtener que éste le dé su voto a los presupuestos presentados por un equipo de gobierno del que se marchó, precisamente, por la falta de atención que recibía, cuando el dinero que habrá este año para el litoral está ahora mismo disperso entre el resto de concejalías.

A Houliston, que tiene pocas ideas pero de las que tiene no lo saca nadie, no tiene la menor intención de levantar su mano para apoyar al equipo de gobierno en las cuentas de 2012 tras el último decretazo del alcalde. De lo que esté haciendo ahora en su tiempo libre, que es mucho desde que ya no tiene despacho en el Ayuntamiento de la costa, debería saber más Mónica Lorente que ningún otro en este municipio, pero ¿a qué está apostando Lorente?

Hablar con la líder del Partido Popular es como hacerlo con una pared y lo que se quiera saber sobre a qué y con quién está jugando hay que interpretarlo más por los movimientos que hace que por otra cosa. Por ejemplo, el llevarse al exalcalde José Manuel Medina al Congreso Nacional del PP en Sevilla (dejando fuera de la lista a Pepa Ferrando, su mano derecha) no ha pasado desapercibido a nadie. Como Lorente no da puntadas sin hilo está claro que algo buscaría invitándolo, igual es que de aquí a mayo, cuando el PP tiene su Congreso Regional, éste y alguno más que anda aburrido -pongan por nombre Luis Fernando Cartagena- no le busquen un sustituto que pueda hacer levantar a un partido que parece dormido desde el mes de junio y con una bandera que no sea ella.

¿Está muerto el PP de Orihuela?, ¿por qué, al menos, lo parece? ¿No hay nadie que haya levantado la mano aún para pedir explicaciones sobre la pérdida de la Alcaldía o a lo que está ocurriendo en estos nueve meses de legislatura? ¿Está cómoda Lorente como líder de la oposición? ¿Sabe qué es lo que tiene que hacer con Houliston? Estas y otras preguntas se las puede estar haciendo más de uno, dentro y fuera del Partido Popular. Alguien que ha sobrevivido a mil y una batallas (y otras que vendrán, como las judiciales) no se entiende que se sienta ahora en una posición cómoda en su pueblo, cuando no es nadie ni en los plenos (prácticamente ni habla y deja el protagonismo a Barberá, Ferrando y Costa), ni en los actos sociales ni menos en los religiosos que han comenzado y que son uno de los grandes símbolos, en muchos aspectos, de este municipio.

En Orihuela, lo que está claro es que uno no se aburre y, si se aburre, se puede ir de cursillos a Madrid -como han hecho en el PSOE- o a Congresos a Argelia -como hará el alcalde próximamente-. ¿No habrá cosas más importantes que hacer aquí?