Recuerdo a mi amigo Gonzalo Eulogio, apesadumbrado, cuando me comunicó la noticia de que dejábamos de tener a nuestra disposición las películas de estreno en versión original subtitulada. "Antonio, volvemos a ser una provincia". Porque Gonzalo había recibido como niño con zapatos nuevos la iniciativa de los cines Yelmo de programar la mayor parte de sus estrenos, desde finales del pasado año, siquiera en uno de sus pases, en versión original. Dándose la circunstancia de que hubo semanas en que era posible ver hasta siete películas de la última hornada de este formato. Pero una vez más, el experimento no cuajó. Por falta de público. Lo sabía muy bien Gonzalo. En esta ciudad y su entorno, somos los que somos. Desde los tiempos del Astoria hasta los actuales. Y con esos números no salen las cuentas. Por eso Gonzalo me llamó un buen día para comunicarme un buen día la mala nueva. "Volvemos a ser provincia". La empresa privada lo intentó, pero enseguida se dio cuenta de que la iniciativa no era viable. Queda, pues, para la iniciativa pública, toda la responsabilidad, y es mucha. La extensión de la Filmoteca Valenciana, en lo que concierne a versión original, ha quedado reducida a dos sesiones semanales, una en miércoles y otra en jueves.

Málaga, con un Ayuntamiento del mismo signo político que el de Alicante, cogió el toro por los cuernos, tomó el equivalente en nuestra ciudad al cine Ideal, lo rehabilitó en cuatro salas bien equipadas, dedicando tres de ellas a versión original. Todos los días. Le llaman Cinemateca. También son provincia, pero esas cosas les hacen alejarse un poco de ella.

Por aquí, en los conciertos donde se aplaude a destiempo, en tantos otros lugares, también nos percatamos de que como decía Gonzalo, somos provincia.