El anuncio efectuado por el presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, en el Congreso de los Diputados de incrementar el impuesto sobre el valor añadido (IVA) es una nueva puñalada en las costillas maltrechas de los agricultores y ganaderos alicantinos.

Nadie puede dudar de que la decisión de subir el IVA en los productos, inputs y servicios agroalimentarios va a tener un impacto muy negativo entre los productores y un sobrecoste anual muy importante.

No se debe olvidar que la renta de los agricultores se sitúa prácticamente en la mitad del resto de los sectores de la actividad económica y que los productores agrícolas además no tendrán la capacidad para trasladar estos aumentos fiscales a la distribución y al consumo de los productos alimentarios.

La distribución alimentaria hace y deshace a su antojo: es la que nos fija las cotizaciones de los productos agrícolas que nos compra y no sería extraño que para evitar que el IVA afecte a sus ventas futuras hagan absorber la subida a los agricultores con precios a la baja. Nada nuevo por cuanto ya ha sucedido en otras ocasiones.

La subida de dos puntos en el IVA del 8% afectará a los productos agrícolas transformados y a los productos que puedan ser utilizados en la alimentación humana o animal, así como productos y servicios propios de la agricultura y ganadería para la obtención de estos alimentos. Se trata de las semillas, fertilizantes, plaguicidas, herbicidas, en la medida que puedan ser habitualmente utilizados en actividades agrícolas, ganaderas o forestales. También medicamentos para uso animal, productos y material sanitario para curar a los animales, y servicios prestados a los labriegos, ganaderos y forestales. Todo ello cosas fundamentales para la actividad diaria en el campo.

Pero es que además también sube del 18 al 21% el IVA de agua, luz, gas, carburantes como el gasóleo agrícola, etcétera; esenciales para la maquinaria, el riego de nuestras explotaciones o para el funcionamiento diario de las granjas.

Ya que irremediablemente nos va a subir el IVA reclamamos que se aumente del mismo modo el IVA compensatorio que soportan aquellos profesionales acogidos al régimen especial de este impuesto que en la actualidad es del 8,5 para la ganadería y del 10% para la agricultura.

Como resumen sencillo de todo lo anterior podemos decir que los agricultores y ganaderos alicantinos quedarán afectados de dos maneras con el incremento de IVA. En primer lugar, por un aumento de los costes de producción al subir el IVA de los inputs de producción agraria y después posiblemente al pretender la gran distribución que absorbamos el incremento del IVA en apretarnos más las tuercas con los precios, así como también previsiblemente a través del descenso de las ventas en el mercado que provocará de forma general en todos los sectores la elevación de los precios de estos productos para el consumidor. Nos pillan por todos los sitios.