Entre el domingo y el jueves pasados seis mujeres han sido asesinadas en España por el terrorismo machista. Y no pasa nada. A pesar de la masiva manifestación del sábado 7 de noviembre en Madrid, donde decenas de miles de personas reclamábamos que las violencias machistas se situasen en un lugar prioritario de la agenda política, lo único que ha movido al Presidente del Gobierno a entrevistarse con los líderes de los principales partidos políticos es la amenaza de ruptura de España por las pretensiones independentistas de Cataluña. España desgarrada por el terrorismo machista y los líderes políticos prometiendo que tomarán medidas en cuanto lleguen al gobierno ¡Tómenlas ya! ¡Reúnanse con todos los focos que a nosotras nos niegan sobre ustedes! Demuestren así que su voluntad de priorizar la lucha contra las violencias machistas es cierta. No jueguen a captar nuestro voto ¿Acaso no es suficientemente grave que hayan asesinado a seis mujeres en cinco días? ¿No es una amenaza para la convivencia democrática? No quiero ni pensar qué pasaría si hubiese alguna persona asesinada por manifestarse a favor o en contra de la independencia de Cataluña.

Como les decía, seis mujeres han sido asesinadas por el terrorismo machista. Imposible contar las que todavía conservan su vida a pesar de los ataques, que van desde agresiones físicas a psicológicas perpetradas de muy diversas formas entre las que destaca como más cruel la amenaza sobre la custodia de las hijas e hijos. No siempre son golpes que se ven, son actitudes y comportamientos y la mayoría no sólo no se identifican con violencia machista, sino que se confunden con amor. Y ya sabemos que el amor, o eso que se confunde con amor, está sobrevalorado. Por eso el vecindario y las amistades de Carmen, la asesinada en Sevilla por Juan, su marido, afirman que no ha sido un caso de violencia machista, sino «un ataque de locura» o que «le ha tenido que pasar algo por su cabeza», ya que «no tiene el perfil de un maltratador». En las cabezas lo que hay firmemente instalado es el sistema patriarcal, así que no es una locura ni algo que pase. Es algo que está y que hay que desprogramar. Por eso mismo no hay ni perfiles de maltratadores ni de maltratadas. Y ese algo es un firme sentimiento de propiedad de los hombres sobre las mujeres. No otra cosa significa esa frase que las amistades de Carmen y gran parte de la sociedad sigue identificando con el amor: «Su mundo era su mujer, la adoraba y entendía que el mundo sin ella no era mundo». Ella le dijo que necesitaba un poco de espacio. Al día siguiente la mató. Las mujeres queremos la independencia sin poner en riesgo nuestras vidas ¡Actúen ya!