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Francisco Esquivel

Manejo de las tradiciones

El último Consejo de Ministros rechazó la petición de la cofradía malagueña de Jesús el Rico de liberar a un reo y de ese modo se ha roto un hábito de 160 años. Sí, ya sé, choca todo. Choca que se perturbe una costumbre de siglo y medio y choca ese privilegio en el ámbito de hermandades con el Ejecutivo, la Audiencia, los fiscales y el director de la prisión de interlocutores para alcanzar el logro en cuestión. En otras latitudes manejan tradiciones mucho más raras. Se lo juro a ustedes.

A uno de los historiadores más reputados que conozco, tipo vehemente pero cabal donde los haya y anticlerical hasta los tuétanos, no puedes llevártelo una tarde de procesiones porque te la arruina. Y no hablo en sentido figurado, qué va. Se te ocurre pedirle que te acompañe a ese momento que para miles de mortales es sublime y, si se trata del esperado encuentro entre el Señor y la Madre, se te pone a gritar en voz alta, pero como un poseso, cuestionando la liturgia que está escenificándose. He intentado decirle por activa y por pasiva que no racionalice la historia, que a él debería costarle menos porque su cofradía -la de los historiadores- no es precisamente una unidad de destino en lo universal ante unos mismos hechos que mezamos ahí delante y, ya antes de deslizar lo que acabo de exponer, lo más suave que suelta es que tú lo que eres es un don Guido, ya saben, «gran pagano/se hizo hermano de una santa cofradía/ el Jueves Santo salía llevando un cirio en la mano/ aquel trueno vestido de nazareno». Pero si a un renacuajo de 14 meses lo sacan con capirote, se le mete en vena y su evolución personal lo lleva por diferentes recovecos, ¿qué culpa tendrá él de acabar agnóstico y capillita perdido? En los desfiles que toman esta semana las calles coexiste un sedal católico incuestionable con otros componentes que poco tienen que ver con él. Y dentro de tan variopinto marco se preguntarán ustedes por qué el Gobierno ha negado el indulto. Pues, porque se trata de un preso... ¡¡¡por corrupción!!! No me digan que no es para creer en Dios.

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