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Javier Mondéjar.

El indignado burgués

Javier Mondéjar

La puñalada del trasvase y el silencio de los corderos

Está claro que la provincia de Alicante pinta lo que la UGT con Franco en los gobiernos socialistas (en los otros también, pero se cortan un poco más)

No puedo decir que me lo temía, pero sí. Desde que Pedro Sánchez llegó a la Moncloa con un equipo en el que destacaba Borrell y cuya presidenta nacional es su pareja, Cristina Narbona, no veía que la cosa fuera a funcionar nada bien para nuestra provincia. Esta semana se han cumplido los peores augurios.

Para quien no lo recuerde, Narbona fue la agitadora número uno contra el Plan Hidrológico Nacional, en realidad la que se lo cargó representando aquel gobierno Zapatero de malhadada memoria (para la mía personal también: se cargó la financiación de las cámaras de Comercio por un cabreo tonto y de la noche a la mañana), ya que el tipo era ocurrente en el peor sentido de la palabra. De Narbona soy testigo personal de una alucinante reunión de cuatro o cinco personas -ya lo he contado alguna vez- con el presidente de la Cámara, A ntonio Fernández Valenzuela y algún técnico del Ministerio de Medio Ambiente en el que se nos dijo que si la provincia no tenía agua lo que debía hacer era construir menos y crecer menos. Y se quedó tan ancha; Valenzuela casi se la come, le recordó sus servicios al socialismo y a una ideología muy alejada del «zapaterismo y narbonismo» y luego me tuve que comer yo tres horas de un «Moscú» que estaba para que le diera algo. «Ni puta idea tienen estos niñatos. De ésta rompo el carné», era lo más suave que le oí decir.

Está claro que la provincia de Alicante pinta lo que la UGT con Franco en los gobiernos socialistas (en los otros también, pero se cortan un poco más). Da absolutamente igual que en la Comunidad Valenciana gobiernen PSOE y Compromís, porque realmente los intereses del PSOE han estado antes y ahora con Castilla La Mancha, región en la que se utiliza la tele pública para poner a caer de un burro a los empresarios alicantinos «que se hacen de oro gracias al agua que les roban a los de allí». Ríase usted del adoctrinamiento que procura la TV3 con el independentismo y véase cualquier debate sobre el tema hídrico en el canal autonómico de CLM para saber de lo que estamos hablando.

El bofetón que nos van a dar ahora, a petición de parte y previo silencio de los sociatas de aquí y de allí -entre los que hay unos cuantos diputados que en teoría nos representan por no hablar de un presidente de la Generalitat- es acabar con el trasvase Tajo-Segura por el procedimiento de subir el caudal ecológico de 400 a 600 hectómetros cúbicos, de tal forma que la tubería va a criar malvas de aquí a la eternidad. Nunca les ha gustado el trasvase, en realidad odian los trasvases, porque miren lo que sucede con el del Segura por no hablar del Ebro, que hubiese sido la solución para siempre para nuestra provincia y que gracias a los iluminados se quedó en el cajón perdido de proyectos beneficiosos. Y eso que el primer proyecto de trasvase del Ebro era de un socialista, Indalecio Prieto, que creía en la universalidad y el reparto equitativo de los recursos naturales, entre otros los hídricos, no como éstos que lo ven como una fuente patrimonialista, territorial y de votos en el granero de CLM.

La alternativa es la de siempre: que nos bebamos el mar, como si fuera fácil y barato desalar, como si no se generaran salmueras que son una bomba de relojería para el Mediterráneo porque se han olvidado de que aquí vivimos del sol y de la calidad del agua de las playas. Por no hablar de que -creo yo- el agua debería ser un bien a repartir entre todos, tanto de los que están en la cabecera como los de cola, ¿o es que la provincia no contribuye económicamente al conjunto de España con sus impuestos, aportaciones y fondos interterritoriales?

¿Se atreverían a cortarnos el trasvase si fuéramos Cataluña o el País Vasco? Evidentemente, no. De hecho -y no voy a ser yo el que defienda la Dictadura del General- jamás se hubiese tirado un metro de tubería en los tiempos que corren para regocijo de muchos y sed nuestra. Se meten con nosotros porque somos débiles, porque no tenemos un partido nacionalista del que dependa el Gobierno de la nación, porque Alicante y la Comunidad Valenciana seguiremos ofrendando glorias a España hasta que el infierno se hiele, que por cierto no hay otro himno comunitario que yo conozca que no exalte lo propio y diferenciador sino como apéndice del conjunto.

Da que pensar que nuestra provincia tenga tan poca ayuda y a pesar de ello esté no mal situada. Es como ser mujer: todo nos cuesta cuatro veces más mientras a otros les viene dios a ver casi todos los días de la semana. Sin presión, sin un lobby alicantino, no nos comeremos jamás un colín y en estas circunstancias es cuando se demuestra la fuerza de instituciones, entidades y líderes provinciales. Pero fuera de algún grito tipo tertulia de café, es el silencio el que responde: el silencio culpable de los corderos camino del cuchillo del matarife.

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