Sombras
Teatro Principal de Alicante
Compañía: Sara Baras
A la bailaora gaditana la vimos hace un año en el Auditorio de la Diputación con el mismo espectáculo que acaba de verse en el Principal de Alicante. En 1998 introdujo una farruca, baile masculino por antonomasia, y ahora se inspira en este palo flamenco, cuyo origen tuvo lugar en el folclore del norte de nuestro país. Se adaptó por músicos andaluces y se popularizó en la primera mitad del siglo XX. La réplica femenina del baile por farruca no tardó en llegar. Sea por hombre o mujer, se baila siempre con pantalones para resaltar el zapateado que la caracteriza. Gades renovó el estilo con sobriedad e inspiración, y Sara Baras continúa llevando la antorcha de la tradición y la contemporaneidad en Sombras, con la virtud de atraer a los puristas y los aperturistas. Las hechuras clásicas y la evolución no chocan. Se fusionan con los recursos técnicos y una estética singular. Todo fue muy aplaudido por los numerosos espectadores que saborearon una atractiva puesta en escena y brillantemente musicalizada por Keko Baldomero, con la colaboración (en diferido) del gran violinista Ara Malikian. Guitarras y percusiones, la armónica, el saxo, el cante y el aseado y preciso cuerpo de baile dan aliento a la pasión y los arrebatos. La atmósfera hace honor al título con sus pasos y figuras. Sara Baras utiliza sus zapatos mágicos. Redoble de tambor con su zapateo, giros de los suyos, braceos y desplantes. Un cantaor-personaje, Rubio de Pruna, circula a su lado y brillan la estilización flamenca y el innovador espíritu. No podían faltar los tradicionales bastones, el pañuelo, el abanico y el mantón. La bailaora cambia de ropa, juega con ella y reluce. Ha sido La Pepa, Carmen, Mariana Pineda, Juana la Loca, y sigue conservando esencia, sabores, sueños o sensaciones en esta síntesis de su amplia carrera. La iluminación y el pintor Andrés Mérida contribuyen al interés visual. Y los ingredientes se combinan con una ambientación seductora. El saxo de Diego Villegas y Sara coquetean. «Mi farruca es mi sombra», según el texto de Santana de Yepes, entre otras frases que expresa la voz grabada de la protagonista y coreógrafa. Alegrías, bulerías, amplio fin de fiesta y el público ovacionando de pie.
