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Tomás Mayoral

OPINIÓN

Tomás Mayoral

La mala del cuento

La vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra.

Malos tiempos para tirar de gracietas de hora de la merienda con la ligereza con la que lo ha hecho Oltra para explicar lo contenta que está de que el TSJ haya bendecido las medidas restrictivas que proponía el Consell para seguir luchando contra el COVID más allá del estado de alarma. No sabemos si la hora en cuestión ha transportado a nuestra vicepresidenta a Eurodisney o era una ironía enrevesada y «Maléfica» (ahora que la Jolie la ha dado un barniz de «Benéfica») sobre los principios tabernarios de Ayuso. El caso es que lo ha dicho: los niños y las niñas de la Comunidad de hasta 106 años tendrán que estar en casita a las 12,00, «como Cenicienta». Y se ha quedado ‘oblonga’, que como muy bien recordaban Les Luthiers, no es voz africana, sino solo un adjetivo que indica «más larga que ancha».

En Madrid acaban de pasar cosas muy chungas a la izquierda por jugar con las tabernas. No sé si la vicepresidenta ha sido informada de ello o lo ha visto en las noticias. Lo digo porque igual puede pasar que ese regocijo pueril en explicar la hora de obligado regreso, para una medida sobre la que, a lo mejor, no había nada que decir porque todo estaba dicho, se la tiene que merendar con pastas la cuentacuentos dentro de un tiempo.

¿Qué necesidad hay de cabrear aún más al sector de la hostelería? Sinceramente, tengan razón o no en sus peticiones de horario extendido y nocturnal, es incontestable que las están pasando canutas, porque son los que están soportando la mayor parte del peso en esta fase de la lucha contra la pandemia. Con haber puesto cara compungida y lamentar que debamos mantener el sacrificio, hubiera bastado. Pero ayer Oltra quería, ser, a toda costa, la mala del cuento.

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