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Lorena Gil López

A contracorriente

L. Gil López

Ángulos, de la EGB a la vida real

Escolares en el aula de un colegio de primaria.

Llegó el martes mi pitufa del cole diciendo que tenía que repasar los ángulos. ¿Los ángulos?, pensé yo, creyendo que hablaba para mí.

- Sí, mami, plano, obtuso, recto...

Uf, me retrotraje al pasado, a aquella EGB en la que estudiaba de memoria, sin entender muchas veces, y preguntándome las más de ellas para qué me iba a servir saber de ángulos en el futuro. Así que allí estaba, mirando el folio en el que estaban dibujados todos los ángulos y rectas, yo, que en ciencias era muy muy torpe y en letras tampoco es que se me diera muy bien.

Ángulo obtuso, como ese tribunal que no ve delito que tres jóvenes sigan por la calle a una mujer mientras la llaman «guarra» y «zorra».

Rectas paralelas, como el empresario dueño del Hércules, Enrique Ortiz, y los aficionados del club de sus amores, que van cada uno por su lado y no llegan a juntarse por el bien del centenario y más que nunca hundido equipo.

Ángulo recto, como el gol por la escuadra que Ximo Puig le ha metido a su consellera de Sanidad, quien aunque estoy convencida de que quería que siguieran todos los sanitarios contratados de refuerzo para combatir el covid, no tenía presupuesto para ello ni supo pelearlo, y ya andaba media Comunidad Valenciana crucificándola cuando entonces llegó el presidente para llevarse todas las medallas y anunciar que los profesionales seguirán trabajando más allá de este lunes que se presumía el último.

Pues sí, al final los ángulos son de mucha utilidad en la vida, voy a seguir repasando con mi niña, que falta me hace y tengo conceptos que pulir.

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