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A vueltas, que no de vuelta, con el «Corredor Mediterráneo»

No podemos seguir con este déficit en las comunicaciones de personas y mercancías, también por las consecuencias negativas que se derivan de su retraso

Reivindicación del Corredor mediterráneo

El diario INFORMACIÓN se ha hecho eco de este, por desgracia, ya antiguo tema con diversas colaboraciones y noticias. Me permito destacar la firmada por su director, Tomás Mayoral, «Corredor Mediterráneo: ni un paso atrás, pero tampoco muchos hacia delante», y las de F.J. Benito «La cuarta vía: Corredor mediterráneo. ¿Nos creemos en Alicante el enésimo anuncio del Gobierno?».

La denominación Corredor Mediterráneo se aplica a un conjunto de líneas ferroviarias para uso de pasajeros y mercancías, que, partiendo desde Algeciras, -con recorrido por Andalucía, región de Murcia, Comunidad Valenciana y Cataluña-, llegaría a la frontera francesa para, desde allí, conectar con la red ferroviaria europea. Hay que destacar la interconexión de esta red con los principales puertos españoles del mediterráneo, que son unos 3.500 kilómetros y nos sitúan en 10 países que concentran el 66% del PIB de la Unión Europea.

No debe ser el tema cuestión baladí, puesto que Madrid concentró a más de mil emprendedores, bajo el lema «Quiero Corredor», quienes, además de denunciar la dilación que acumula esta obra, presentaron el estado de situación de la misma: retraso que se acumula al retraso con consecuencias nefastas para la vertebración de estos territorios, la economía y el progreso.

Y el tema no es de ahora. Hace ya más de veinticinco años que se planteó su creación y, yendo más atrás, ya en el Informe del Banco Mundial sobre la Economía Española, publicado en el año 1962, (base de la Autopista A-7), se indicaba que, siendo el sistema ferroviario español radial, era tiempo de descentralizarlo. Mientras, y con el paso de los años, la red ferroviaria española se electrificó, patentamos el Tren Articulado Largo Goicoechea Oriol (TALGO), se incorporó la Alta Velocidad Española (AVE) y, desde España, se «exportaron» recursos humanos y materiales en pro de las infraestructuras ferroviarias de otros países.

No procede, pues, celebración alguna, puesto que muchos de estos proyectos quedaron en los cajones, y seis gobiernos, y hasta ocho ministros, -antes de Fomento y actualmente de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana-, perdieron la oportunidad de materializarlo. Ciertamente, se trata de una infraestructura muy costosa, pero más que rentable en todos los sentidos, ya que entre sus beneficios se apuntan: la reducción de tiempos de transporte entre las ciudades del litoral mediterráneo; incremento de la frecuencia de trenes para impulsar la movilidad; la mejora de la conexión con los puertos y aeropuertos y sus zonas logísticas; el aumento de la competitividad de la economía, especialmente la proyectada al mercado europeo; impulso al turismo; la optimización de los distintos modos de transporte; la vertebración de los territorios; … y todo ello bajo la premisa de una importante reducción de la contaminación al tratarse de un medio de transporte más respetuoso con el medio ambiente y energéticamente más eficaz.

Se trata, ciertamente, de una magna obra, desde Algeciras, con «paradas» en las estaciones de Málaga, Almería, Cartagena, Alicante, Valencia, Castellón, Vandellós, Tarragona, Martorell, Barcelona, Figueres, y Port-Bou. La línea tendría también ramales que comuniquen Bobadilla con Málaga, Granada y Lorca; otro ramal que uniría Murcia con Cartagena; y un tercero que comunicaría Murcia con Alicante. A partir de Alicante surgiría otro ramal Alicante con La Encina, con Játiva para, finalmente, converger en Valencia.

En la citada concentración en Madrid se dio por sentado que 2026 sería el año del Corredor, unos dicen que, al menos, desde Almería. Y los PGE incluyeron 1.700 millones para una parte del proyecto, insuficientes a todas luces. Insistimos en que estas infraestructuras tienen un beneficio que no admite discusión, tanto en el ámbito económico como en el medioambiental, social y territorial, algo que dejaron claro los manifestantes: «Es importante ir más allá del diseño radial de las infraestructuras. Es muy importante la España circular, y para ello es necesario el Corredor Mediterráneo. Esto es hablar de creación de riqueza, creación de empleo y bienestar social, haciendo hincapié en el potencial del Corredor Mediterráneo para conectar territorios, al complementar la red nacional de tipo radial con una red circular y hacer más competitivas a las empresas españolas, actuando además contra el fenómeno de la España vaciada».

Nuestra opinión es que es necesario que el Gobierno de España invierta más en este proyecto y que asuma como prioritario su finalización. No podemos seguir con este déficit en las comunicaciones de personas y mercancías, también por las consecuencias negativas que se derivan de su retraso. Desde PROA, -Profesionales por Alicante- así lo entendemos, así lo esperamos, y así lo urgimos.

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