Opinión

Comunismo Versus capitalismo

Comunismo Versus capitalismo

Comunismo Versus capitalismo / Roberto Fuentes

La semana pasada comentamos la propuesta fiscal de Podemos, una hoja de ruta destinada a “socavar el derecho de propiedad privada hasta convertirlo en una concesión temporal del Estado: lo que tienes no es tuyo, sino que ha de ser reintegrado poco a poco al Estado”.

Y me comprometí con usted, amable lector, en reflexionar juntos acerca de esa ideología que se llama Comunismo, que ha reinado en algunos países sietes décadas, con un resultado inequívoco, pese a lo que algunos nostálgicos (¿?) desean reimplantar algo similar en algunos países, como el nuestro.

El marxismo es una de las grandes teorías de la historia. Su propio fundador sostuvo que si el socialismo utópico era verdaderamente el camino a la felicidad y la justicia social así debía aprobarse.

Pero pocas veces hemos gozado de pruebas tan tajantes como en este asunto, en el laboratorio de las ciencias sociales dónde es tan difícil demostrar teorías.

Así que tuvimos dos Alemanias, una capitalista y otra comunista, dos Coreas, dos Chinas, el Imperio Austrohúngaro escindido en Austria por un lado y Hungría y Checoslovaquia por otro. Todos estos pares de territorios son equiparables en población, capacidades y recursos naturales, la única variable es el sistema económico que adoptaron. Y la comparación del nivel de vida y renta per cápita en todos ellos tras varias décadas del liberalismo o comunismo enrojecería a cualquier partidario del señor Marx.

El nivel de prosperidad, de libertad, de incentivos y de bienestar alcanzado en los países liberales no tiene comparación con sus equivalentes en los países socialistas.

Hay una prueba incontrovertible: todas las migraciones se han producido desde los países comunistas a los capitalistas; jamás al revés.

En el mundo actualmente solo quedan cinco países comunistas: Corea del Norte, Venezuela, Cuba, Vietnam y Laos. Pero aún hay intelectuales idealistas que defienden que el comunismo puede ser un sistema válido.

Lo mejor que podemos decir de ellos es que se trata de ignorantes cargados de buenas intenciones a quienes el afán de erradicar diferencias sociales lleva a negar la evidencia de que el comunismo es un gran engaño: probablemente el engaño más importante del siglo XX. Aunque se haya convertido en el refugio ideológico de quienes han fracasado en sus biografías. Bueno… podemos admitir que algún nostálgico bien intencionado aun siga preso de aquellos viejos anhelos igualitarios que se han demostrado catastróficos allá donde se han aplicado.

Pero el capitalismo tampoco es la panacea, y es obligación del Estado corregir las injusticias del liberalismo, que las tiene y no menores, como ya dijo el influyente economista John Keynes. Sí, el capitalismo es inestable pero el comunismo es destructivo.

A las clases más desfavorecidas se les ayuda otorgándoles igualdad de oportunidades a través de la educación, la sanidad y los créditos, pero jamás privándoles de la libertad de ascender, de la ilusión de mejorar, de la posibilidad de emprender. Como no son los subsidios vacíos, desincentivadores, la forma de pacificar una sociedad donde los individuos aspiran a una vida mejor.

En cierta ocasión se le preguntó a Alexander Yakovlev, mano derecha de Gorbachov durante su mandato, el motivo por el que había fracasado el comunismo. Se quedó unos momentos pensativo y respondió con concisión: “Porque no se adaptaba a la naturaleza humana”.

¿Hemos aprendido los ciudadanos del siglo XXI la lección de nuestra historia? ¿Queremos volver a implantar regímenes controlados donde tenga más valor la presunta igualdad que la libertad? ¿Queremos que las nuevas generaciones crezcan bajo la bota de las subvenciones y lejos de la competitividad?

En pocos aspectos adquiere más valor aquella frase tan manida de que quien olvida su historia está condenado a repetirla.

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