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José Asensi Sabater

Vuelve el aprendiz

El Senado en una imagen de archivo

El domingo pasado se pudo ver en Noticias 24 H, de la 1 de Televisión, un magnífico reportaje titulado «Vuelve el aprendiz», esa figura de origen medieval basada en la relación entre un aprendiz y un maestro, el cual va certificando las habilidades y los conocimientos del aprendiz a medida que éste progresa. Una figura que se perdió ya desde los comienzos de la revolución industrial.

En el reportaje se hace una amplia referencia a la formación profesional en Alemania, un modelo bien probado de aprendizaje desde hace más de cincuenta años, al cual acuden muchos estudiantes españoles en busca de una formación que les abra caminos que en España no encuentran. El modelo alemán es Dual, lo que quiere decir que la formación del estudiante se reparte entre tres días en la empresa y dos en el centro formativo, el aprendiz recibe una remuneración que le permite mantenerse y estudiar y le facilita la integración en un puesto de trabajo. No hay prácticamente paro juvenil en Alemania, al contrario, faltan trabajadores y aprendices.

En España el paro juvenil alcanza cifras mareantes. La Formación Profesional existente hasta ahora no ha servido para avanzar en el empleo ni para verificar un buen aprendizaje. Todos sabemos que en España se da un cierto descrédito, si no desdén, hacia la FP en contraste con la formación ordinaria y universitaria. Y si bien desde hace diez años existen islas de Formación Dual, ésta apenas alcanza a un 4% y se concentra en grandes empresas, como Mondragón o Repsol, o en ciertos territorios.

De manera que no puede extrañar que a la hora de impulsar la nueva y revolucionaria Formación Profesional en España se haya escogido el modelo alemán como referencia, adaptándolo a las características de nuestro tejido empresarial, donde predominan la PYMES.

No creo exagerar si afirmo que la Ley de Formación Profesional que se aprobó el pasado día 25 en el Senado es un poderoso instrumento de cambio del modelo socioeconómico que situará a España a la altura de los países más avanzados de Europa. La Ley va a dar una repuesta a los intereses, expectativas y aspiraciones de cualificación profesional de las personas a lo largo de su vida, al tiempo que será clave para hacer realidad la modernización y transformación de nuestro modelo productivo, en consonancia con los requerimientos que trae consigo la nueva economía del conocimiento, digital y verde.

La Ley supone una apuesta decidida por la Formación Dual, consolida la FP como una enseñanza de éxito, funcionará como un motor de ascenso social por desgracia gripado en los últimos años, y va a poner a las personas en el centro de todo el sistema educativo. En 2025 el 50% de los empleos necesitarán de FP.

La Ley está avalada por los agentes económicos y sociales, por numerosos organismos y expertos, a partir del enorme esfuerzo que el Ministerio ha desplegado con todos los grupos, asociaciones y actores implicados; además, la Ley no se nos presenta con las manos vacías, sino que sustentada en recursos económicos como nunca antes se habían dispuesto en el plano educativo, debido en parte a la importante contribución de los Fondos Nueva Generación. Esta es una de esas leyes que justifican una legislatura. Supondrá un antes y un después. Un envío a las futuras generaciones para que todo el talento que anida en la población se ponga en valor, ya que tanto el dinamismo económico y social como el bienestar en una sociedad democrática dependen de ello.

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