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El mantra del hombre tranquilo

El cambio de ciclo es un hecho incontestable, liderado por Juanma Moreno y con un PSOE que fue invisible y se dedicó a sus crisis internas

Juanma Moreno vota en Málaga para las Elecciones al Parlamento de Andalucía 2022 Carlos DíaZ

El mantra del candidato sereno ha calado en Andalucía, que consolida el giro hacia el centro derecha. Y de qué manera. El cambio de ciclo es ya un hecho incontestable. Más adelante se analizará con detalle por qué ha sido un resultado tan abultado, pero está claro que votar al PP ha sido el voto útil, con la misión de alcanzar un gobierno sin mochilas, sobre todo sin el peso de un pretencioso y amenazante Vox. Un partido éste que se ha pasado de frenada, con una campaña errática y una suficiencia, abanderada por Macarena Olona, que estaba injustificada. Vox se marcó unas expectativas altísimas, incluso decía que iban a ganar. «Mírame Juanma», le espetaba Macarena Olona en el debate de Canal Sur, en el que le preguntó si quería ser su vicepresidente. Un bluf. Se han desinflado en Andalucía.

Y vamos con el socialismo andaluz. El PSOE no hizo oposición, fue invisible y se dedicó a sus crisis internas. Espadas llegó tarde y con el lastre de haber participado en gobiernos anteriores del llamado ‘régimen socialista’. Las dos semanas de campaña no sirven para nada si no influyes en las redes y en los medios, y el PSOE ha estado fuera de la carretera. Da la impresión de que aún no ha reaccionado a la derrota de 2018. No ha aportado ideas nuevas ni soluciones alternativas a los problemas de Andalucía, ni siquiera han presentado un proyecto andaluz claro, un modelo de Comunidad. Uno de cada doscientos andaluces es militante del PSOE. Una masa crítica desaprovechada, que ha dado alas al PP. 

Tampoco ha ayudado la jaula de grillos del resto de la izquierda, castigada por el electorado. Castigada siempre que se divide. Una vez más. Si esta estrategia funcionara, se sabría. 

Ciudadanos se queda fuera del Parlamento. Aniquilado. Confirmando así sus peores temores. Ha perdido medio millón de votos. Hicieron buena campaña, todo hay que decirlo, pero no ha sido suficiente ni siquiera para sacar un solo parlamentario. Al menos nos han dejado para el recuerdo las torrijas de Juan Marín, de las que por cierto quiso burlarse Olona y no hizo otra cosa que regalar puntos a los demás. Con las torrijas, pocas bromas. 

No obstante su fracaso, el de Ciudadanos, fue larvándose con su actitud condescendiente durante estos años de gobierno con un PP que lo ha fagocitado. Es la fábula de la rana y el escorpión. Estaba en su naturaleza zampárselo. Y los ‘juanmas’ se lo ha comido con serenidad, moderación y buenas maneras, mantel y mesa, cuchillo y tenedor. Aunque si somos justos, ya Albert Rivera había despeñado el partido hace ya tiempo. El gran error de la política española. Hoy se habrán acordado de él quienes han aguantado el tipo hasta ahora.

Juanma Moreno, el hombre tranquilo, que cae bien y al que le dejarías las llaves del coche sin problemas, ha arrasado como si nada. En una campaña moderada, sin estridencias, descalificaciones personales, ni exabruptos (leitmotiv de todos los candidatos, por cierto), en la que se ha incidido en que el gobierno popular ha sido moderado y seguro. Al final, se va a cumplir el objetivo de gobernar en solitario, marcado por quien ha diseñado la campaña, Elías Bendodo. Campaña centrada en Andalucía y para los andaluces, con una presencia tangencial, accesoria, de Feijóo y primando la figura de Juanma Moreno. 

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