Con motivo de los fastos del 9 de octubre, el Consell organizó un concierto de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana a las 12 de la mañana del sábado 8 de octubre en el puerto de Alicante, sin determinar más detalles. Allá que nos fuimos, a disfrutar del evento.

Acertamos yendo a la zona Volvo, puesto que el «concierto» de marras transcurrió en la pérgola en forma de pagoda que hay en las inmediaciones. A pesar de que acudieron cinco bandas (vimos bombos de Tárbena, Benidorm o Guardamar) el acto duró veinte minutos. Cada formación interpretó un pasodoble. Comenzaron antes de lo anunciado, y a las doce y diez había concluido. No hubo ni un asiento. A los acompañantes de los músicos, único público asistente, pareció no importarles.

El ADDA es el marco donde se desarrolla en las matinales dominicales el ciclo «Nuestras bandas». Un concierto se celebra a las 10 y otro a las 13, de manera que el aficionado puede gozar en una misma sesión de dos formaciones distintas. Las entradas, gratuitas, se solicitan con antelación por correo electrónico. También se conocen con tiempo los programas a interpretar, tras tiempos lejanos en los que hubo que limar estos extremos.

Hay muchas formas de apoyar y divulgar nuestra fecunda música bandística. Con actos como los del 8 de octubre, el Consell demuestra cómo lo importante es cubrir el expediente, sin importar lo más mínimo el resultado. Ocurrió lo mismo hace pocos años cuando organizaron en la Concha de la Explanada un ciclo de conciertos de bandas los domingos, a la misma hora que el ADDA celebraba el de «Nuestras bandas». Ni siquiera fue contraprogramación. Sólo pura ignorancia. Consell-Diputación, siempre tan amigos.