Hace unos días asistí con mis nietos e hijo al reinicio en el Hort del Xocoloter de la Escola de pintura, había desaparecido en 2014 después de casi treinta años. Fue una iniciativa de 1975 de Jaime Brotóns Guardiola, asesorado por Tomás y Manuel Martínez Blasco. La recuperación de este espacio educativo ha sido gracias a Luis Boyer y María Dolores Mulá. Queremos felicitar a la Fundación Cam por esa necesaria y reivindicada actividad.

En aquellos momentos vinieron a mis recuerdos, nuestros queridos amigos y profesores: Albert Agulló, Sixto Marco, Toni Coll, Andreu Castillejos, Juan Lllorens, entre otros, y la importancia que tuvo para la ciudad ilicitana esta escuela, por ella pasaron cientos de niños y adultos que gracias a estas experiencias docentes su vida cambio de rumbo.

También recordé que a finales de los setenta tuvimos reuniones y encuentros Internaciones, en el edificio, para hablar de la Animación Sociocultural, actualmente una profesión muy necesaria en nuestra sociedad, y de innovación educativa; allí preparamos las jornadas preparatorias freireanas que se realizaron en diferentes lugares como en el Colegio El Palmeral y la comida con el brasileño Paolo Freire en mi casa de Carrús.  

También el Hort del Xocolater me remite a Miguel Hernández; en este bello lugar se reunieron durante años importantes personas de la sociedad española, invitadas por Alberto Asencio Gonzálvez, dinamizador de la cultura ilicitana. Aquí el 1 de mayo de 1952, estuvo el premio Nobel Vicente Aleixandre, 17 años después de haber conocido a su mejor amigo Miguel Hernández.

Fecha en la que visitó a Josefina Manresa en su casa de Reina Victoria y el nicho del oriolano en el cementerio alicantino. La importancia de esta amistad condicionó la vida y literatura de los dos poetas; Aleixandre abrió la puerta de la generación del 27 al poeta cabrero que lo conoció en 1935 gracias a la publicación del libro La destrucción y el amor del sevillano, galardonado con el Premio Nacional de Literatura, en 1933. 

También en este huerto estuvo José María de Cossío, designado por Ortega y Gasset para la elaboración de la enciclopedia de Los Toros de la Editorial Espasa Calpe; de Cossío fue secretario y colaborador Miguel Hernández, este consiguió el empleo, el único que tenía para poder sobrevivir, de la mano de José Bergamín vinculado a nuestras tierras debido a que se había casado con Rosario Arniches la hija del comediógrafo alicantino de la generación del 98.

El oriolano tuvo una excelente amistad con Bergamín desde su Auto Sacramental, colaborando con este en la Alianza de Intelectuales Antifascistas, en Valencia en el II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, y en las revistas El Mono Azul y Hora de España. La testificación positiva de Cossío contribuyó para la liberación de Miguel Hernández el 15 de septiembre de 1939. 

Resumiendo, en la memoria del Hort del Xocolater de Elx tenemos la presencia física de dos personas muy importantes para la biografía hernadiana, Vicente Aleixandre y José María de Cossío, ambos tuvieron relación con el ilicitano Alberto Asencio y con el universal oriolano y los dos comieron el arroz cocinado por Raimundo Ribera, el del Florida, al mismo tiempo que observaban el cabalgar de un palmerero sobre la planta reina de la ciudad.