Shakira y la idea radical de que las mujeres somos personas

Shakira, en la sesión con Bizarrap.

Shakira, en la sesión con Bizarrap.

Carmen Tomàs

Carmen Tomàs

Dice el lema que “el feminismo es la idea radical de que las mujeres somos personas”. Partiendo de esta base y de otros muchos temas de los que se podría hablar, como la agenda feminista tantas veces olvidada, me sorprendieron muchos post y comentarios vertidos ayer en redes sociales sobre el tema de Shakira y Bizarrap.

Resulta que la cantante ha escrito una canción que tiene, como otros muchos artistas pop, tintes tan autobiográficos como los tuits con indirectas de su ex. En este rifirrafe muy típico de las separaciones por descarte, es muy de humanos con sangre en las venas que la rabia y la necesidad catártica se apoderen de una. Así que si la mujer en sí es una artista pop y se dedica a escribir canciones (que pueden gustar más o menos), acaba escuchándose en la radio. Históricamente, ser la “cornuda” ha sido una vergüenza mayor que ser el (hombre) que traicionaba; un estigma a esconder y una piedra en la mochila bastante gorda que cargar. El “algo habrás hecho” persigue a las mujeres desde tiempos inmemoriales y Shakira ha aireado su dolor de una forma "poco elegante" y ha llamado más la atención que cualquier temazo de Paquita la del Barrio o La Lupe.

Se nos pide resignación y elegancia propias de una Dolorosa para sufrir calladitas porque estamos más guapas. Que no se monte un escándalo. Todo es admiración cuando una traga sin emitir el más mínimo gesto de disgusto. En cambio, si se nos ocurre hablar y contar, el mito de Casandra nos vuelve a escupir en la boca y, a partir de ahí, ya podemos hacer pronósticos meteorológicos exactos que se nos cuestionará por intensas. Ocurre también si exigimos responsabilidad y que nos escuchen y también si, en lugar del silencio, tenemos un altavoz enorme para hacerle publicidad a Casio (algo que, por cierto, han hecho otros tantos ya).

Medir a una mujer con la vara de la "mala madre / buena madre", así como señalar su comportamiento como fuera de lugar (demasiado “sintiente”) ante una situación difícil y que ya gestionará cada cual con las herramientas que tenga (y ojalá sean muchas en todos los casos) no es feminista. Juzgarla como madre, hija, amiga o como conocida de otra mujer tampoco tiene que ver con el feminismo. El feminismo es un movimiento social y político que pretende abolir las opresiones que sufren las mujeres. Esas opresiones están señaladas en una agenda que se pretende alcanzar mediante avances sociales y políticos, con propuestas y mediante mecanismos específicos.

"Traidoras” y “cornudas” han sido castigadas con el ostracismo (como mínimo). No hay mayor sororidad que reconocer que, a pesar de todo, seguimos estando en el club en riesgo de ser comparadas con Medusa o las brujas de Salem. Que vírgenes o Marías, cornudas o traidoras, pertenecemos a la clase donde aún no se nos permite ser “molestas”. Reconocernos en esta humanidad y hacer nuestro el concepto de “fatria” con el “soror” (hermana) ha sido básico en la lucha conjunta.

Hoy mismo Bárbara Rey cuenta cómo no denunció abusos por miedo a que no la creyeran (otra Casandra) y atajar la razón de que esto haya pasado y siga pasando, de que exista miedo a hablar o a salir a la calle, es parte de la agenda. Seguir discutiendo estas cosas (y más entre nosotras) es absurdo, es cansado y es de tener, como canta Rigoberta, “muy poco espíritu”. La vergüenza y la culpa son aún partes y estigmas que debemos atajar.

Así que sí: el feminismo parte de la idea radical de que las mujeres somos personas. Ni inmaculadas, ni brujas. Poder andar todas las calles (literales y metafóricas) sin miedo a ser señaladas, juzgadas o agredidas, así como tener relaciones sanas donde ser bien tratadas y escuchadas de forma igualitaria antes y después, son aspectos obvios que se lucha conquistar desde la primerísima ola. Más urgente ahora que tenemos los medios para conocer datos más que alarmantes y, también, que conocemos diversas formas de violencias. La agenda está clara: se lucha por la igualdad de derechos políticos y sociales. A partir de ahí, a dejarnos ser, a expresarnos, a equivocarnos, escucharnos y a construir.